PERFILES DE PUERTO DE LA CRUZ
ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros
Siempre ha sido el Puerto de la Cruz lugar de encuentro entre nuestras gentes y foráneos. Solar tranquilo, humilde y paradisíaco, puertito de mar donde han arribado tantas ilusiones... Escondido entre basálticas ruinas de un pasado legendario. Nace al pie de la mística ladera del Valle de La Orotava, entre su mar bravío, montes y cañadas; y entre las mismas, los barrancos que desembocan en las tranquilas playas de nuestra costa atlántica. Custodiado, desde su atalaya, con expresión serena, por nuestro Teide gigante. Lugar acogedor y atractivo, no sólo por sus excelencias naturales, su clima incomparable y demás condiciones climáticas, sino también, por lo distintas y amables que son sus gentes.
Aun considerando la salvedad de que aquí convivimos con diversas culturas. Es el sitio idóneo, donde atesorar los más gratos recuerdos... El hecho de que los que nos visitan repitan nuevamente, es una evidente circunstancia a tener en cuenta, y que en demasía deseen quedarse aquí para siempre, ello también dice mucho. Donde satisfacer al más exigente. Es ese remanso de paz lugar donde se encuentran, llamados por sus abundantes bondades y atractivos naturales, con agrado y la misma curiosidad de aquellos que le buscaron siempre, un destino acertado, sin equivocación alguna. Trampolín para ir a visitar el resto de nuestras islas canarias a recibir nuevas emociones. Aquí se han realizado, muchos sueños y deseos... Y, todos estos substanciosos atributos, los menciono a colación de lo que oye uno de boca de algunos, despotricando de su propia ciudad, inspirados por sus fracasos y frustraciones “políticas y sociales”, al no haber logrado, jamás, ver realizadas sus nefastas ambiciones. Para esos inadaptados, todo está mal hecho, a buen seguro hallen algo que les satisfaga. Y nadie sabe más que ellos. Sí, son unos pocos, o al menos van quedando menos. La tolerancia y el sentido común, objetivamente, se hacen indispensables en cada momento, clamando nuestra atención ciudadana; también para nuestros políticos.
Al Puerto de la Cruz, le debemos mucho, Por lo menos, pongámosle un poco de cariño, que las críticas que se le hagan, sean sinceras y constructivas y que cuando nos sorprendan sus encantos naturales, digamos con gracia y honradez, la grata impresión que sus bellezas nos causan. Como hacen la mayoría de nuestros visitantes, los cuales dicen sentirse atrapados y deliciosamente atraídos, hasta por el más insignificante detalle de nuestro mágico entorno.
Lo viejo lo valoran como la cara sentimental de la ciudad, donde aparecen algunos de aquellos añosos vestigios que nos traen tantos e imborrables recuerdos y que forman parte de nuestra historia local. Está la otra cara de la ciudad, moderna... Que, más ofreciera si hubiera dinero y buena voluntad, si entre todos pusiéramos un granito de arena hasta ilusionarnos y defendiéramos nuestros derechos y el de nuestros descendientes, con coraje.
Pero, últimamente, observo en el ambiente el vicio pululando nuevamente, del afán protagónico de unos que no se cansan de fastidiar… Otra vez los enfrentamientos, como la hienas defendiendo sus presas y no quieren soltar migajas… Nuevamente los encendidos rescoldos del rencor y el odio amenazan con prender la llama de la intolerancia y sin reparar en las consecuencias se lanzan a la batalla desacreditativa de los insultos barrio bajeros, calumnias y despropósitos. El progreso de nuestra maltrecha ciudad no les importa,
hacen que sí, pero sabemos las verdaderas intenciones y las apetencias que les inspiran tanta locura e intereses partidistas. Si no conociéramos el panorama nos podrían convencer, pero ya quedan pocos incautos que no se hayan aprendido la lección. Cada día que pasa otro se acerca… Volverán las urnas a llamarnos y haciéndonos promesas que ni ellos se las creen, nos lambucearán… Lástima que sigan equivocados, que no sepan ganarse a un pueblo honesto como el nuestro que sólo quiere resurgir desde sus ruinas cuando políticamente le han matado entre unos y los otros…
Si supieran las ansias que sentimos de hallar algún equipo capaz de devolvernos el prestigio perdido… Si supieran que ya no somos sólo los portuenses quienes lamentamos nuestra dramática situación, que es la isla entera que ya está cabreada de tanta falsedad e ignominioso proceder político y que estamos decididos a no permitir más abusos. ¡Ténganlo bien en cuenta! Y tomen ejemplo de tantos políticos honrados que han dignificado a sus conciudadanos. La crisis económica es otra cosa bien distinta a la crisis política. Conteniendo mi ira, mi gran pesar ciudadano, pregunto: ¿Por qué han de irse siempre primero los mejores? Al menos, los entendidos dicen lo mismo, ¿por qué, Señor?
ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros
Siempre ha sido el Puerto de la Cruz lugar de encuentro entre nuestras gentes y foráneos. Solar tranquilo, humilde y paradisíaco, puertito de mar donde han arribado tantas ilusiones... Escondido entre basálticas ruinas de un pasado legendario. Nace al pie de la mística ladera del Valle de La Orotava, entre su mar bravío, montes y cañadas; y entre las mismas, los barrancos que desembocan en las tranquilas playas de nuestra costa atlántica. Custodiado, desde su atalaya, con expresión serena, por nuestro Teide gigante. Lugar acogedor y atractivo, no sólo por sus excelencias naturales, su clima incomparable y demás condiciones climáticas, sino también, por lo distintas y amables que son sus gentes.
Aun considerando la salvedad de que aquí convivimos con diversas culturas. Es el sitio idóneo, donde atesorar los más gratos recuerdos... El hecho de que los que nos visitan repitan nuevamente, es una evidente circunstancia a tener en cuenta, y que en demasía deseen quedarse aquí para siempre, ello también dice mucho. Donde satisfacer al más exigente. Es ese remanso de paz lugar donde se encuentran, llamados por sus abundantes bondades y atractivos naturales, con agrado y la misma curiosidad de aquellos que le buscaron siempre, un destino acertado, sin equivocación alguna. Trampolín para ir a visitar el resto de nuestras islas canarias a recibir nuevas emociones. Aquí se han realizado, muchos sueños y deseos... Y, todos estos substanciosos atributos, los menciono a colación de lo que oye uno de boca de algunos, despotricando de su propia ciudad, inspirados por sus fracasos y frustraciones “políticas y sociales”, al no haber logrado, jamás, ver realizadas sus nefastas ambiciones. Para esos inadaptados, todo está mal hecho, a buen seguro hallen algo que les satisfaga. Y nadie sabe más que ellos. Sí, son unos pocos, o al menos van quedando menos. La tolerancia y el sentido común, objetivamente, se hacen indispensables en cada momento, clamando nuestra atención ciudadana; también para nuestros políticos.
Al Puerto de la Cruz, le debemos mucho, Por lo menos, pongámosle un poco de cariño, que las críticas que se le hagan, sean sinceras y constructivas y que cuando nos sorprendan sus encantos naturales, digamos con gracia y honradez, la grata impresión que sus bellezas nos causan. Como hacen la mayoría de nuestros visitantes, los cuales dicen sentirse atrapados y deliciosamente atraídos, hasta por el más insignificante detalle de nuestro mágico entorno.
Lo viejo lo valoran como la cara sentimental de la ciudad, donde aparecen algunos de aquellos añosos vestigios que nos traen tantos e imborrables recuerdos y que forman parte de nuestra historia local. Está la otra cara de la ciudad, moderna... Que, más ofreciera si hubiera dinero y buena voluntad, si entre todos pusiéramos un granito de arena hasta ilusionarnos y defendiéramos nuestros derechos y el de nuestros descendientes, con coraje.
Pero, últimamente, observo en el ambiente el vicio pululando nuevamente, del afán protagónico de unos que no se cansan de fastidiar… Otra vez los enfrentamientos, como la hienas defendiendo sus presas y no quieren soltar migajas… Nuevamente los encendidos rescoldos del rencor y el odio amenazan con prender la llama de la intolerancia y sin reparar en las consecuencias se lanzan a la batalla desacreditativa de los insultos barrio bajeros, calumnias y despropósitos. El progreso de nuestra maltrecha ciudad no les importa,
hacen que sí, pero sabemos las verdaderas intenciones y las apetencias que les inspiran tanta locura e intereses partidistas. Si no conociéramos el panorama nos podrían convencer, pero ya quedan pocos incautos que no se hayan aprendido la lección. Cada día que pasa otro se acerca… Volverán las urnas a llamarnos y haciéndonos promesas que ni ellos se las creen, nos lambucearán… Lástima que sigan equivocados, que no sepan ganarse a un pueblo honesto como el nuestro que sólo quiere resurgir desde sus ruinas cuando políticamente le han matado entre unos y los otros…
Si supieran las ansias que sentimos de hallar algún equipo capaz de devolvernos el prestigio perdido… Si supieran que ya no somos sólo los portuenses quienes lamentamos nuestra dramática situación, que es la isla entera que ya está cabreada de tanta falsedad e ignominioso proceder político y que estamos decididos a no permitir más abusos. ¡Ténganlo bien en cuenta! Y tomen ejemplo de tantos políticos honrados que han dignificado a sus conciudadanos. La crisis económica es otra cosa bien distinta a la crisis política. Conteniendo mi ira, mi gran pesar ciudadano, pregunto: ¿Por qué han de irse siempre primero los mejores? Al menos, los entendidos dicen lo mismo, ¿por qué, Señor?
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