miércoles, 5 de mayo de 2010

TAORO,

UN ENRAMEN ESPECIAL PARA EÑ DÍA DE LA CRUZ

ARTÍCULO DE; Sacramente Domínguez
La tradición de enramar con flores las cruces tiene una especial connotación en la figura del portuense Felipe Barreto Hernández, vecino de la calle Enrique Talg, nº 3 del Puerto de la Cruz; muy cerca de la Playa de San Telmo, que las adorna con flores artesanales hechas a base de escamas de pescado.
Felipe aunque ya cuente con algunos años, tiene bisnietos, pero que para nada aparenta la edad que tiene, sigue perfeccionando su arte que nació siendo él muy pequeño, como un juego, ya que su madre se dedicaba a la venta de pescado. Actualmente recibe las escamas de sus amigos y conocidos que saben de su arte con esta materia base. En sus comienzos, según nos cuenta, jugueteaba con cualquier clase de material que caía en sus manos hasta darle forma, siendo también una de sus habilidades el trabajo de la “badana” (En Canarias una de las capas secas de la planta del plátano.) con la que conseguía hacer objetos para obsequiar a los clientes de los hoteles donde trabajó hasta jubilarse.
Las escamas, tratadas con una técnica especial y personal que este artesano autodidacta ha ido perfeccionando durante los más de cuarenta años que lleva dedicándose a esto, forman extraordinarias flores y ramos que no desprenden ningún olor. Los pétalos están delicadamente bordados con hilos de plata y oro, engarzados con perlas y piedras de Swarovski. Esta técnica usada por Don Felipe seguramente sea única en el mundo y la podemos seguir admirando durante toda esta semana en su domicilio.
Su nieta Tamara explica, con mucho cariño y simpatía, a todos los visitantes los miles de detalles que en ese pequeño rincón portuense se esconden entre los cientos de flores que adornan la cruz. Algunos de sus descendientes ansían conocer la técnica con la que se tratan las escamas, pero el quehacer diario se los ha impedido hasta ahora. Nos cuenta Tamara que la elaboración de un ramo puede tardar varios meses y que hay que tener mucha paciencia y delicadeza para trabajar los pétalos uno a uno hasta ver formada la flor.
Cada flor, cada pétalo de las flores que forma un ramo es una completa obra de arte digna de ser expuesta en un museo.
Impresionan sobremanera las formas y coloridos de las escamas de distintos tamaños junto con las pequeñas conchas de moluscos que conforman su obra.
Actualmente elabora ramos de boda en exclusiva para los nietos que se le van casando, convirtiéndolo en un regalo único e inigualable, además de perdurable en el tiempo. Toda una lujosa joya para quien lo recibe por lo sentimental por quien lo regala y quien lo hace, su abuelo.
Sería difícil cuantificar el valor crematístico de una sola de estas piezas de museo, no solo por el tiempo que supone la elaboración y creación de una de ellas, sino por el amor y habilidad empleada por su autor.



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