ME ALEGRO QUE “RUMASA” VUELVA AL PUERTO DE LA CRUZ.
ARTÍCULO DE: Esteban Domínguez
Los años y el tiempo transcurrido le han dado la razón el empresario don
José María Ruiz Mateos. Fue uno de los hombres fuertes de la recordada RUMASA con miles de trabajadores en sus muchas empresas.
Y haciendo memoria, este empresario, uno de los más grandes de España tenía en el Puerto de la Cruz varios hoteles. Entre ellos el Botánico. Con la presencia de este empresario en el citado hotel, este establecimiento fue adquiriendo fama y prestigio. Por sus instalaciones pasaron grandes y famosas personalidades ya otras veces comentadas en distintos medios de comunicación.
Fue un empresario muy estimado por sus trabajadores y cumplidor a la hora de abonar los sueldos de los trabajadores. Sin embargo circularon vanos comentarios sin razón ni fundamento. Eran los tiempos en que en España gobernaba don Felipe González, y que tenía como ministro de Economía y Hacienda a don Miguel Boyer. Quién tuvo la errónea torpeza de despropiar al Sr. Ruiz Mateo de todas sus empresas porque al ministro se le había metido en la cabeza que RUMASA estaba en quiebra o a punto de desaparecer. Y lo logró.
Aquel escándalo sonó como el bombo de Manolo por todos los lugares del mundo, y don José María se quedó sin nada. La excusa del gobierno era que tenía que proteger a los trabajadores porque en cualquier momento se podían quedar sin trabajo. Todo ese tinglado provocó cierto desconcierto entre los trabajadores y las empresas pasaron al gobierno por un determinado tiempo. Después y con el paso de los años se pudo comprobar que la despropiación de Rumasa fue una falsa alarma y la justicia le dio la razón.
Rumasa tenía en el Puerto de la Cruz varias empresas, hoteleras, entre ellas el Hotel Botánico. Con esta empresa me encontraba trabajando y cuantos allí realizábamos nuestro trabajo, nos encontrábamos a gusto. Teníamos un gran director al que nunca podré olvidar: Don Isidro Dardiña Vidal, y una excelente RR.PP. doña Carmen García de Vinuesa. Además de unos jefes muy responsables y atentos con los clientes. Todo ello le llevó a la fama a este prestigioso hotel de cinco estrellas gran lujo. El primero de la Comunidad Canaria. Por el pasaron grandes y distinguidas personalidades.
En sus salones se realizaron grandes acontecimientos de los que dieron cuenta todos los medios de comunicación no sólo de las islas sino también de otros lugares del territorio nacional.
Acertadas fueran las galas del carnaval y las populares Cenas Culturales que allí se realizaron periódicamente. Era una época en que el director ya mencionado y mientras dirigió al Botánico, logró los mayores éxitos. El personal se encontraba a gusto y el director prestaba toda su colaboración y apoyo en todo aquello que fuera necesario con el fin de que los clientes que por aquellas instalaciones pasaran se encontraran cómodos y satisfechos.
Personalmente tengo que agradecerle el Sr. Dardiña Vidal, toda la confianza que puso en mi. No antes había conocido un `profesional tan unido al personal, y actuaba con criterio propio.
En cierta ocasión me comento que tenía por norma personal que “cuando en un saco de papas había una podrida, tenia el deber de quitarla para evitar que no se pudriesen las demás”. Así actuaba, y se nos fue del Botánico al Sur de la Isla, notándose un gran vacío tras su ausencia. Me ofreció trabajo en aquella nueva empresa que iba a dirigir, pero la distancia junto al dejar a la familia un tanto lejos, me supuso optar por quedarme en el mismo sitio, pero no dejo de reconocer que el prestigio de aquel establecimiento hotelero del Puerto de la Cruz, se le debe a la fructífera labor realizada por don Isidro Dardiña y a una incansable mujer: Carmen García de Vinuesa. Dos grandes profesionales que llevaron a la cima más alta, al Botánico de aquella inolvidable época. Mientras tanto en Madrid, don José María Ruiz Mateos apoyaba la labor del Sr. Dardiña, como no podía ser menos, y el Puerto de la Cruz fue el punto de mira de tantos acontecimientos sociales y culturales de aquel entonces.
También tenía Rumasa otros establecimientos hoteleros de gran importancia, como el Hotel San Felipe, Los Dogos, Las Águilas… todos trabajaban con la misma ilusión, pero el gobierno de Felipe González y su ministro Boyer aplastaron sin compasión a un empresario que tenía miles de trabajadores satisfechos.
Por consiguiente, fueron muchas las injusticias cometidas contra este gran empresario, al que nunca olvidaremos y que ahora quiere emprender nuevos caminos en el Puerto de la Cruz. Ojalá así sea, e intente demostrar con buenos criterios, como se puede crear puestos de trabajo, traer clientes a estas islas y paliar en la medida de lo posible, esta crisis a la que también nos ha llevado otro gobierno socialista si analizamos las palabras del cara a cara entre Pizarro y Solbes antes de las elecciones generales y en plena campaña electoral.
Y creo que ahora mismo en España hacen falta miles de empresas solventes como las que tenía Rumasa, y demostrarle a los políticos que cada cosa debe de estar en su sitio. Boyer ha desaparecido del mapa político, y Rumasa busca y crea nuevas dimensiones.
Generar empleo y cumpliendo con el deber como norma básica es fundamental, para el empresario y para el trabajador.
ARTÍCULO DE: Esteban Domínguez
Los años y el tiempo transcurrido le han dado la razón el empresario don

Y haciendo memoria, este empresario, uno de los más grandes de España tenía en el Puerto de la Cruz varios hoteles. Entre ellos el Botánico. Con la presencia de este empresario en el citado hotel, este establecimiento fue adquiriendo fama y prestigio. Por sus instalaciones pasaron grandes y famosas personalidades ya otras veces comentadas en distintos medios de comunicación.
Fue un empresario muy estimado por sus trabajadores y cumplidor a la hora de abonar los sueldos de los trabajadores. Sin embargo circularon vanos comentarios sin razón ni fundamento. Eran los tiempos en que en España gobernaba don Felipe González, y que tenía como ministro de Economía y Hacienda a don Miguel Boyer. Quién tuvo la errónea torpeza de despropiar al Sr. Ruiz Mateo de todas sus empresas porque al ministro se le había metido en la cabeza que RUMASA estaba en quiebra o a punto de desaparecer. Y lo logró.
Aquel escándalo sonó como el bombo de Manolo por todos los lugares del mundo, y don José María se quedó sin nada. La excusa del gobierno era que tenía que proteger a los trabajadores porque en cualquier momento se podían quedar sin trabajo. Todo ese tinglado provocó cierto desconcierto entre los trabajadores y las empresas pasaron al gobierno por un determinado tiempo. Después y con el paso de los años se pudo comprobar que la despropiación de Rumasa fue una falsa alarma y la justicia le dio la razón.
Rumasa tenía en el Puerto de la Cruz varias empresas, hoteleras, entre ellas el Hotel Botánico. Con esta empresa me encontraba trabajando y cuantos allí realizábamos nuestro trabajo, nos encontrábamos a gusto. Teníamos un gran director al que nunca podré olvidar: Don Isidro Dardiña Vidal, y una excelente RR.PP. doña Carmen García de Vinuesa. Además de unos jefes muy responsables y atentos con los clientes. Todo ello le llevó a la fama a este prestigioso hotel de cinco estrellas gran lujo. El primero de la Comunidad Canaria. Por el pasaron grandes y distinguidas personalidades.
En sus salones se realizaron grandes acontecimientos de los que dieron cuenta todos los medios de comunicación no sólo de las islas sino también de otros lugares del territorio nacional.
Acertadas fueran las galas del carnaval y las populares Cenas Culturales que allí se realizaron periódicamente. Era una época en que el director ya mencionado y mientras dirigió al Botánico, logró los mayores éxitos. El personal se encontraba a gusto y el director prestaba toda su colaboración y apoyo en todo aquello que fuera necesario con el fin de que los clientes que por aquellas instalaciones pasaran se encontraran cómodos y satisfechos.
Personalmente tengo que agradecerle el Sr. Dardiña Vidal, toda la confianza que puso en mi. No antes había conocido un `profesional tan unido al personal, y actuaba con criterio propio.
En cierta ocasión me comento que tenía por norma personal que “cuando en un saco de papas había una podrida, tenia el deber de quitarla para evitar que no se pudriesen las demás”. Así actuaba, y se nos fue del Botánico al Sur de la Isla, notándose un gran vacío tras su ausencia. Me ofreció trabajo en aquella nueva empresa que iba a dirigir, pero la distancia junto al dejar a la familia un tanto lejos, me supuso optar por quedarme en el mismo sitio, pero no dejo de reconocer que el prestigio de aquel establecimiento hotelero del Puerto de la Cruz, se le debe a la fructífera labor realizada por don Isidro Dardiña y a una incansable mujer: Carmen García de Vinuesa. Dos grandes profesionales que llevaron a la cima más alta, al Botánico de aquella inolvidable época. Mientras tanto en Madrid, don José María Ruiz Mateos apoyaba la labor del Sr. Dardiña, como no podía ser menos, y el Puerto de la Cruz fue el punto de mira de tantos acontecimientos sociales y culturales de aquel entonces.
También tenía Rumasa otros establecimientos hoteleros de gran importancia, como el Hotel San Felipe, Los Dogos, Las Águilas… todos trabajaban con la misma ilusión, pero el gobierno de Felipe González y su ministro Boyer aplastaron sin compasión a un empresario que tenía miles de trabajadores satisfechos.
Por consiguiente, fueron muchas las injusticias cometidas contra este gran empresario, al que nunca olvidaremos y que ahora quiere emprender nuevos caminos en el Puerto de la Cruz. Ojalá así sea, e intente demostrar con buenos criterios, como se puede crear puestos de trabajo, traer clientes a estas islas y paliar en la medida de lo posible, esta crisis a la que también nos ha llevado otro gobierno socialista si analizamos las palabras del cara a cara entre Pizarro y Solbes antes de las elecciones generales y en plena campaña electoral.
Y creo que ahora mismo en España hacen falta miles de empresas solventes como las que tenía Rumasa, y demostrarle a los políticos que cada cosa debe de estar en su sitio. Boyer ha desaparecido del mapa político, y Rumasa busca y crea nuevas dimensiones.
Generar empleo y cumpliendo con el deber como norma básica es fundamental, para el empresario y para el trabajador.
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