sábado, 24 de abril de 2010

ARCHIPIÉLAGO GULAG,

ENAMORADO DE LOS OJOS QUE NO VEN

ARTÍCULO DE: Lorenzo de Ara

Conocí en Madrid un hombre enamorado de los ojos que no ven. A todos los ciegos se arrimaba. El sol era malo. La claridad del día molestaba. Sólo en penumbra leía, escribía, oraba, pecaba. Vivía.
Lo conocí por fuera de una pequeña iglesia. Leía uno de esos libros de Pérez Galdós que hoy los localistas con ínfulas de intelectuales echarían al fuego para calentarse las manos y masturbarse con fruición.
Todavía recuerdo la rapidez con la que se me aproximó para confirmar si veía o me arrastraba por la oscuridad más absoluta. Tras comprobar que era uno más del montón, o sea, un ojitos abiertos, me escupió con precisión en la cara.
Varias semanas transcurrieron, y con ellas, el escupitajo en el rostro. Siempre igual.
Poco a poco, sin abrir la boca, fui ganándome su confianza. A lo mejor no era confianza. Tal vez era lástima, piedad, un ligero cariño ceremonial hacia un ser indefenso, hambriento y sucio.
Me aceptó como animal de compañía. Y a su lado aprendí a leer. Madrid apestaba a modernidad. A falsa modernidad.
Hace diez años murió como un perro. Lo hallaron tieso en la Gran Vía. De madrugada. La calle igual de viva, o sea, igual de sucia que durante el día. Un policía uniformado le hizo cosquillas para descartar que dormía la mona. Algunos curiosos, con churros y bocadillos de calamares preguntaron si estaba muerto.
El poli afirmó. La gente siguió viviendo, con los ojos abiertos. En claridad. Bajo el sol.
El hombre más transparente que he conocido me dijo una tarde de invierno: “Tengo la esperanza de que poco a poco dejaremos de leer y de escribir. El hombre sólo es libre cuando ignora su desnudez, cuando tiene un libro en las manos y se babea imaginando que el universo nace con él”.
“Al fin de la batalla,y muerto el combatiente, vino hacia él un hombrey le dijo: «No mueras, te amo tanto!»Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo”. Ese poema de Vallejo le susurré al cadáver, con la esperanza de que el fiambre respondiera. ¡Aguardo respuesta!

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