jueves, 14 de octubre de 2010

ART. DE UN PORTUENSE,

LO TRISTE DE LOS PUEBLOS SON LOS HIJOS INGRATOS QUE LES TRAICIONAN

ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros


LOS TIEMPOS CAMBIAN Y LAS CIRCUNSTANCIAS

Después de haber dado un par de vueltas con el coche conseguí aparcarlo en unos aparcamientos provisionales que existen en la explanada del Muelle pesquero, eso en el Puerto de la Cruz, hasta donde llegué para ir al Banco y hacer un par de cosas más. Se me ocurrió primero cruzar la Plaza del Charco para ir a la Farmacia del Lcdo. Don Gilberto Machado Méndez y comprar unos medicamentos que necesitaba, y luego, al salir me detuve para echar una mirada al nuevo bar Dinámico y sus alrededores. Mucho bulto, me pareció y se me antojó estar viendo a nuestra recordada Plaza un tanto ahogada, amén de las evidentes mutilaciones que ha sufrido... Muchas "pijaditas" en tan poco espacio, demasiado ensombrecida, claro, ya entiendo, se trataba de acondicionar sombras para proteger la Ñamera central en un ambiente óptimo de silencio y camuflaje. Si no estoy criticando nada, sólo echando una mirada, hoy quisiera hablar de otras cosas más importantes. Lo menos que faltan son plazas en esta ciudad. De todas maneras debo decir respecto al negocio bar. Dinámico, que había movimiento, las mesas casi todas estaban llenas... Aquello estaba funcionando, yo veía al personal contento, estaban atendiendo diligentemente a la clientela que consumía de acuerdo a sus posibilidades económicas, es evidente. Solo que los tiempos cambian y las circunstancias.
Me vino a la memoria cómo era todo eso antes, cuatro, cinco y más décadas. Era una Plaza de pueblo enormemente grande, cabíamos todos en ella, y rústica cien por cien. Hasta podíamos jugar a la pelota, correr como locos y chillar a todo pulmón. Se acostumbraba a decir: Muchacho vete a jugar a la Plaza... Era el campo de batalla de la juventud, de la chiquillería y de los adultos mayores, era el patio grande de las familias portuenses, común a todas las edades y condiciones sociales. Era el lugar entrañable y adecuado para hallar el consuelo de la grata compañía, la cita inaplazable bajo los verdes y frondosos laureles de India, el santuario abierto que tantas promesas inspiró y que tantos sueños arropó acariciados por las suaves brisas que llegaban de nuestro cercano litoral con olores marinos de algas y mar... Aquellos carritos con ruedas que por las noches se los llevaban a sus casas... Y yo me pregunto, ¿qué es el progreso? Destruir todo cuanto ha constituido nuestro acervo cultural, nuestro patrimonio, todo lo que representaría hoy la huella significativa de nuestro pasado político y social. Pero eso no cuenta para nada, hay que romper lo que está creado por otros, cuando lo justo hubiera sido cuidar lo que se tiene (simplemente respetar el pasado) y abrir nuevos caminos, extenderse, conquistar fronteras o unirlas todas. Creando cosas nuevas sin herir nuestro ecosistema, sin profanar la sensibilidad de los que ya nos estamos sintiendo viejos y que noche y día pensamos en nuestros abuelos: si vieran tanta ignominia, tantos abusos de inconscientes bípedos que no reparan en el daño que le están haciendo a la historia de nuestros atribulados pueblos con tal de llenar sus bolsillos... ¡Disculpen algunos, los aludidos, no era mi intención ofenderos!
Caminé unos pasos, sin prisas, como no lo hago habitualmente, queriendo cruzar rápido las situaciones que me hacen sentir como un extraño en mi propio entorno y no es otra cosa que los años, si, que ha pasado mucho tiempo y lo que es peor, muy aprisa, sin que casi nos hayamos dado cuenta y eso conlleva, pues, circunstancias que necesitan ser entendidas desde un punto de vista emotivo. Ante todo, no engañarnos a nosotros mismos, cuando con ello sólo nos haríamos daño, seríamos los primeros en sufrir las consecuencias negativas generadas. No lo veamos como un problema social, es más un problema psicológico que cualquier otra cosa, simple y llanamente. Lo mejor es aceptar que ya no somos niños, que ahora tenemos que admitir la realidad que nos concierne, ya que somos mayores tenemos que comportarnos como tal. Antes también habían viejos, yo me acuerdo perfectamente oírles hablar de lo mismo en esa Plaza, reunidos en grupitos y hablando de sus cosas y lo pasaban tan bien como los viejos de ahora, precisamente y en esas misma circunstancias. Sabíamos que entre niños, jóvenes y viejos moría la gente, era ley de vida... Igual que ocurre hoy.
Cada cual vive la vida buscando el lado más grato de ella. La vida la estimulamos con el espíritu alegre y la chispa que para conservarla siempre ponemos.
Con decidida voluntad y poco a poco, fui aceptando mis razonables pensamientos, también me pregunté sí lo estaba entendiendo según lo iba viendo y las apreciaciones que estaba haciendo. Estaba solo, a nadie tenía a mi lado para poder responderle, nadie me había hecho pregunta alguna. Yo estaba despertando de una pesadilla donde la obsesión antes no me había ayudado a entenderlo mejor. Seguí mirando a mí alrededor, luego seguí avanzando unos pasos más, pero no conocía a nadie. Recordaba, inevitablemente, cuando yo era niño, practicando con mis pequeños amiguitos aquellos juegos de los niños de antes. Mis pensamientos se adelantaron a la otra etapa de la vida, la adolescencia con sus contradicciones y fantasías engañosas, pero enternecedoras, así mismo apareció como un canto primaveral la arrolladora juventud, trágico alegre para algunos, ensoñadora para otros... Fue una juventud que aprendió a luchar, porque nada era fácil en aquel entonces, los problemas eran distintos a los problemas que la juventud de hoy sufre. Antes la familia era el eje de la sociedad, al menos se respetaban las decisiones que se tomaran en su seno y existía el sentimiento del amor como único emblema de unión... Hoy hay muchas cosas que han cambiado, tal vez sea yo el menos indicado para hablar del presente, por eso ahora sí, me voy a terminar de hacer mis cosas antes de ir a buscar el coche...Si no se lo han llevado. ¡Válgame Dios!
Los pueblos y sus gentes, como sabemos todos, evolucionan. Unas veces para bien y cuando no, cuando se estancan sólo conservan lo que tienen. Da igual, sea mucho o sea poco, eso va a estar ahí siempre. Pero cuando evolucionan equivocadamente, con el tiempo lo pierden todo.
El progreso bien visto y entendido, es haber mejorado lo que se tuvo o se tiene e incluso poder avanzar respetando los márgenes del camino y sin dañar parte alguna. Las personas también se implican, a veces hasta se retraen, avanzan o se destruyen creyendo haber elegido acertadamente, yendo a favor de unos u otros.
La política entre los hombres y las mujeres, ejerce su poder destructivo cuando no se sabe ejercerla. Es el poder en las mayorías dominantes… Es el yugo dictatorial de siempre, cuando se impone la autoridad en la sociedad donde se comparten prebendas y se compran voluntades. También es cierto que, a veces la política, cuando sus esquemas son transparentes y equitativos, dan los frutos por la mayoría apetecidos.
Lo que es imperdonable, es la fea conducta de hombres y mujeres, en la vía pública, manifestándose a favor de una parte u otra, sin reparar en el respeto que mutuamente nos debemos. Cuando no se saben contener los impulsos sentimentales y se alteran los principios democráticos de los cuales tanto presumimos, es como un espectáculo de circo y consecuentemente, el hazme reír de aquellos observadores que desde la distancia son simples espectadores.
Puerto de la Cruz, que siempre fue considerado como un lugar cívico por sus excelencias, remanso de paz ciudadana, ejemplo de ciudad cosmopolita, solar alegre y generoso, es una verdadera lástima que a veces se haya denigrado públicamente con insultos, improperios y toda clase de despropósitos entre bandos políticos que olvidaran su compostura para así darse a conocer mejor…
Los tiempos cambian y las circunstancias obligan, pero lo que no se puede hacer es, atropellar a las personas que no piensan o sienten igual a quienes se crean con derecho a la razón. Todos vamos a necesitarnos mutuamente, que nadie se crea más listo o más sabio, cuando es evidente, aquello de que una sociedad cívica dividida y sin ser solidaria con los problemas surgidos, va a ser en el futuro una comunidad muerta y muertos sus valores ancestrales, su idiosincrasia, sus encantos naturales y todo aquello que tantos sacrificios nos ha costado para ganarlo, para aquellas criaturas que nos sucedan y puedan disfrutarlo

No hay comentarios:

Publicar un comentario