MIRANDO AL MAR Y SU CRUEL BELLEZA
ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros
Mirando al mar, hacia el infinito de su inmensidad, estuvo largo rato buscando allá, en el inamovible horizonte, la señal deseada… Mirando al mar, sobre la arena sentada y la mirada perdida, estática y suplicante; busca a su amado, que regrese de tan larga ausencia y no le ve llegar.
Cada día está al acecho, implorante y con el corazón deshecho. Tiernamente acariciada por las briznas del mar y las brisas que le traen tantos recuerdos amados. Oteando allá, donde parece que el mar y el cielo se juntaran; y sólo siente deseos de rogar al Cielo por su alma e increpar al mar por habérselo llevado y no permitirle volver…
Habla del mar marinero. De tus amores primero…
Imagina verle remontar la mar hasta perderse en la lejanía, sorteando la furia de las olas… Hasta nublarse sus ojos llenos de lágrimas, hasta no ver más. Sólo intuye la ilegible silueta de su barca surcando los mares, cuando siente que su corazón se va con él a donde le lleve…
Habla del mar marinero… “Dime si debo seguirte para que estemos siempre juntos, si abajo, en sus tenebrosas profundidades, hubiere un rincón para nosotros donde podamos estar siempre juntos”
Habla del mar marinero. Déjame escuchar su canto y de las olas su triste llanto.
ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros
Mirando al mar, hacia el infinito de su inmensidad, estuvo largo rato buscando allá, en el inamovible horizonte, la señal deseada… Mirando al mar, sobre la arena sentada y la mirada perdida, estática y suplicante; busca a su amado, que regrese de tan larga ausencia y no le ve llegar.
Cada día está al acecho, implorante y con el corazón deshecho. Tiernamente acariciada por las briznas del mar y las brisas que le traen tantos recuerdos amados. Oteando allá, donde parece que el mar y el cielo se juntaran; y sólo siente deseos de rogar al Cielo por su alma e increpar al mar por habérselo llevado y no permitirle volver…
Habla del mar marinero. De tus amores primero…
Imagina verle remontar la mar hasta perderse en la lejanía, sorteando la furia de las olas… Hasta nublarse sus ojos llenos de lágrimas, hasta no ver más. Sólo intuye la ilegible silueta de su barca surcando los mares, cuando siente que su corazón se va con él a donde le lleve…
Habla del mar marinero… “Dime si debo seguirte para que estemos siempre juntos, si abajo, en sus tenebrosas profundidades, hubiere un rincón para nosotros donde podamos estar siempre juntos”
Habla del mar marinero. Déjame escuchar su canto y de las olas su triste llanto.
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