FIESTAS DEL CARMEN, EN LOS REALEJOS
ARTÍCULO DE: Bruno Juan Álvarez Abréu
"Por las calendas del Carmencorre el vino, canta el aire,y todos se van de callepara mirar los marinos".
Ya lo apunta el cantar: la cita de julio es en el Santuario del Carmen del barrio de San Agustín, y la nota más característica de la fiesta es la procesión de la Octava, que llevan a cabo los marineros del Puerto de la Cruz, con aclamaciones a su
Patrona, ruidosas y aun irritantes para los tranquilos asistentes, pero con un fondo de amor auténtico bajo el torrente de griterío.
Tuvo su retablo propio en la primitiva iglesia parroquial del Realejo de Abajo, aunque después, en el convento de frailes agustinos, fue tan venerada que hasta don José de Viera y Clavijo, en su Historia General de Canarias, al describir el lugar menciona expresamente lo fervoroso y solemne del culto que allí recibía Nuestra Señora del Carmen.
La piedad popular ha hecho a la Virgen objeto de muchas alabanzas en forma de coplas que encierran el afecto de sus devotos. Y es tradición que a su santuario, ubicado en el mismo solar que ocupaba el viejo convento incendiado en 1952, acuden cada miércoles las madres para ofrecer a sus hijos recién nacidos a la Señora, y encomendarlos a su protección, imponiéndoles el venerado escapulario carmelita.
ARTÍCULO DE: Bruno Juan Álvarez Abréu
"Por las calendas del Carmencorre el vino, canta el aire,y todos se van de callepara mirar los marinos".
Ya lo apunta el cantar: la cita de julio es en el Santuario del Carmen del barrio de San Agustín, y la nota más característica de la fiesta es la procesión de la Octava, que llevan a cabo los marineros del Puerto de la Cruz, con aclamaciones a su
Patrona, ruidosas y aun irritantes para los tranquilos asistentes, pero con un fondo de amor auténtico bajo el torrente de griterío.
Tuvo su retablo propio en la primitiva iglesia parroquial del Realejo de Abajo, aunque después, en el convento de frailes agustinos, fue tan venerada que hasta don José de Viera y Clavijo, en su Historia General de Canarias, al describir el lugar menciona expresamente lo fervoroso y solemne del culto que allí recibía Nuestra Señora del Carmen.
La piedad popular ha hecho a la Virgen objeto de muchas alabanzas en forma de coplas que encierran el afecto de sus devotos. Y es tradición que a su santuario, ubicado en el mismo solar que ocupaba el viejo convento incendiado en 1952, acuden cada miércoles las madres para ofrecer a sus hijos recién nacidos a la Señora, y encomendarlos a su protección, imponiéndoles el venerado escapulario carmelita.
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