jueves, 22 de julio de 2010

LOS REALEJOS AL DÍA,

BATALLA DE HORMIGAS CONTRA ELEFANTES

ARTÍCULO DE: Esteban Domínguez

Existe desde tiempos ya muy remotos, una dura batalla que parece desenfocar en una dura dictadura, de barra y partillo, que de ninguna manera, beneficia a nadie, pero evidentemente, quienes tienen el deber de evitar estas confrontaciones son aquellos que las impulsan, y ahí está la paradoja.
Hace algunos días, unos jóvenes ilusionados, intentaban de la mejor manera, llevar a cabo unas nuevas formas encaminadas en dar esplendor a distintos actos, ya sean religiosos, culturales, recreativos o de cualquier otra índole, pero cuando la propuesta se hace, es bien recibida. Lo jodido es cuando se quiere llevar a la práctica y los elefantes aplastan a las nobles hormigas indefensas, que se ven sometidas al desprecio y la humillación.
Este ejemplo lo escribimos llanamente así, porque no queremos salpicar a otros, que con distintos criterios, jamás se hubiesen opuesto a llevar a la práctica aquella idea que aquellos jóvenes querían realizar.
No obstante, creemos que los elefantes no caben por la boca de las hormigas, razón por la que de alguna manera nadie puede pasar por encima del otro sin ser visto y observado.
En comentario podía extenderse si yo aquí detallara en asunto al pie de la letra, pero para buenos entendedores, con pocas palabras basta.
La batalla entre hormigas y elefantes está abierta. Solo hace falta, que reine la sensatez y que pensemos con la cabeza que este mundo no es nuestro, ni lo hemos creado a nuestra forma. Por ello hasta los curas que representan a Cristo en el Altar, cometen errores. Son caprichosos, y algunos se convierten en dictadores.
La iglesia no debe de admitir falsos predicadores, menos aún en estos tiempos en los que vivimos. Dejen que los jóvenes formen parte activa de la Iglesia. No le pongan impedimentos cuando quieren llevar a cabo una idea nueva. Ábranle las puertas a cuantas ideas puedan aportar, y no dejen escapar o ponerles piedras en el camino cuando ellos serán o lo son ya, el presente y el futuro de una Iglesia peregrina que necesita el apoyo de los jóvenes.
¿Qué sería el seminario sin esta nueva sabia?

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