NOTAS SOBRE LA UNIÓN DE LOS DOS REALEJOS (III)
ARTÍCULO DE: Esteban Domínguez
Hay muchisimas opiniones que los hablan de la fusión de los dos Realejos, unas a favor y otras en desacuerdo como es lógico, pero ya metidos en los días previos a los "faustos" que el Ayuntamiento nos ofreció con motivo del Cincuentenario de la Unión, casi no nos da tiempo de repasarlos una a una, pero creo que en la memoria de todos está el contenido que se pretendía y el deseo de los políticos de turno de aquel entonces, de llevarlo a cabo sin el permiso de los ciudadanos de ambos pueblos. Y es eso, lo que no tiene vuelta de hoja. Ahí radica el mayor fallo, dado que el Realejo de Arriba, y algunos de su corporación incluida, nos les apetecía "el enlace", también en el Realejo Bajo hubieron oponentes a la misma, sin embargo el Realejo Alto tenía un mayor número de habitantes que el Realejo Bajo, por eso dicen que pedían la capitalidad en su municipio y además que allí se establecieran las Casas Consistoriales.
En estos tiempos en que el actual municipio de Los Realejos ha celebrado actos de relevada importancia, unos más destacados que otros, a nadie se nos queda en el tintero que las prisas por la unión se remontan al siglo XIX. Osea en los tiempos de las Cortes de Cádiz ya por ese entonces y desvinculando estos municipios de la administración de La Laguna, se intentaba con fallidos resultados, unir los dos municipios en uno. La batalla duró mucho tiempo, y las prisas de los politicos de la época eran elocuentes.
Parece ser que las destrezas o prisas corrían más por las zonas bajas que por las altas, ya que el municipio de Arriba y sus mandatarios de aquel entonces muy poco le importaba unirse con el de Abajo, según actas que se conservan en el actual Ayuntamiento. Y aunque los intentos de unión se repitieron en muchas ocasiones, no era nada fácil llegar a acuerdos concretos con las autoridades de Arriba, que intentaron "bloquear" las conversas en varios intentos si no se les respetaban sus condiciones como veremos más adelante.
De manera que, en la unión, que en un principio se pretendía, los de Arriba exigían tener en su terreno las Casas Consistoriales entre otros servicios oficiales, y al Realejo de Abajo le ofrecieron Correros y Telégrafos, ademas del Juzgado Comarcal, pero nunca se cumplió tal requisito, y eso es lo que verdaderamente nos ha sorprendido de aquel histórico acuerdo. Ninguna de las corporaciones que han pasado por el Ayuntamiento despues de aquel 13 de febrero de 1955, ha querido saber nada de las reglas del juego establecidas. Y todos han pasado olimpicamente del tema. Nadie ha reclamado para el Realejo de Abajo lo acordado. Todos sus vecinos, -los de antes y los de ahora- se han limitado en abrir la puerta para ver pasar "el muerto". Porque no cabe duda que con la Unión que para muchos haya sido todo un acierto, no todos pensamos iguales antes las desigualdades y añadimos que con ella, han enterrado al municipio de Abajo. Esto, aunque resulte duro decirlo; lo repetiremos hasta la saciedad. Y es más: lo han olvidado para siempre políticamente hablando. Y claro, las diferencias se notan.
Sin duda, antes de que la Unión se unificara y se llevara a efecto, hubo incluso que buscar un alcalde para el Realejo Bajo, que fuera capaz de unirse a las demandas de la otra corporación vecina, o cuando menos, que mirara por la misma lupa lo bueno que podía suponer la Unión entre estos dos municipios, contando con el apoyo de algunos gobernadores civiles y los máximos responsables del Cabildo en aquellos años. Todo parecía coser y cantar, porque los políticos de entonces lo pintaron tan bonito, que el paisaje se enriqueció de rosas, azucenas y...
Y así entre plenos y reuniones hasta en casas privadas de unos y otros, pasaron muchos años, pero al final la cuerda se partió por lo más débil. El Realejo Bajo cedió y el bueno de don Oscar que estaba muy de acuerdo de esta Unión, no sé si se pudo montar en los camellos de la cabalgata de Reyes del 5 de enero de 1955, cuando las campanas de los políticos repicaban a gloria la unión de dos pueblos que la mayoría de sus vecinos desconocían, y precisamente esas campanas no eran las del convento de San Agustín, pues ya alguno pensando mal, acabó con el viejo edificio antes de que proliferara la Unión.
Y pasa el tiempo, entramos casi sin pensarlo en medio siglo de la "feliz idea". Pero si miramos hacia esos años, nos daremos cuenta, que en épocas pretéritas la voz cantante del pueblo estaba de manos del alcalde de turno, del médico, del cura y del boticario. Los demás vecinos y por no existir otros entidades, casi no pintaban nada, y sólo eran imprescindibles a la hora de acudir a las urnas y para pagar impuestos. Fue este otro mal mayor que de forma directa, nos afectó casi sin darnos cuenta, pero forma parte de un pasado que aún muchos recordamos.
Cosas Curiosas
Don Nicolás González del Carmen, que fue el impulsor de la Unión de ambos Realejos desde que fue alcalde del municipio de Arriba, no sólo logró sus propósitos de unir los dos pueblos aunque ya no fuera alcalde, sino que recibió injustamente escritos contrarios a la unión, y algunos de ellos nada agradables, motivo por el que renunció a seguir siendo alcalde del Realejo Alto.
Casi 380 personas manifestaron por escrito su oposición a la Unión de los dos Realejos, y por el contrario en el Realejo Bajo no se registró ninguno. ¿Cosas curiosas verdad?
Y como el tema no acaba aquí, sino que en otra ocasión próxima seguiremos hablando del mismo, también hay que añadir que la Unión de ambos Realejos en un solo municipio, ha servido entre otras cosas para que el primer alcalde de la Villa nueva, don Domingo Luis Estrada, que fue falangista y cristiano practicante, le diera otro aire nuevo a la Villa que otros han calificado de prospera, de construir viviendas sociales, escuelas, acometer alumbrado eléctrico, abrir nuevas vías urbanas, el Instituto de Enseñanza. Etc. Sin embargo ahora, en plena Democracia, no sucede lo mismo. Por eso algo debe de tener el agua, cuando "la bendicen".
Don Domingo Luis Estrada hizo y puso los "cimientos" del nuevo Realejos. Don Evelio Jiménez Fregel que le sustituyó se trazó otra forma de gobernar e hizo lo que pudo con lo poco que recibía de las Administraciones del Estado. Eran momentos duros que duda cabe. Don Elpidio Hernández Toste que era demasiado bueno para ser alcalde quiso ver los toros desde la barrera, y por mucha voluntad que tenía en mejorar varios aspectos del municipio, lucho contra lo indeseable, y me supongo que por la "adversidad" no salió satisfecho por no haber logrado lo que quería para su pueblo.
Santiago Luis García, supuso un cambio radical. Fue quizás el alcalde más criticado de la democracia porque tenía sus propios criterios y formas de actuar. Sin embargo no quiso saber nada de corbatas y fue el primero en poner el hombro en todo aquello que fuera necesario para mejorar el nivel de vida de los realejeros. Esta postura le costó muchas críticas por parte de los "caciquiles" de turno.
Jesús Manuel Hernández García que sólo "pernotó" unos dos años como primer mandatario municipal, intentó dentro de este corto tiempo, de hacer cumplir su compromiso y continuar la misma línea de su antecesor, pero le faltó garra quizás para dar la última "estocada". Creo que se entiende.
Y José Vicente González casi no pone la cama en el Ayuntamiento. El vecindario aprobó una y otra vez su permanencia y como las unas son las que hablan en democracia ¿haber quién le pone el cascabel al gato? Se puede decir que el cemento y el hierro se vendió a placer, y que los edificios altos y los colores variados y para todos los gustos con como las rayas de las muchas corbatas que lució en los mas de cinco lustros como alcalde. Fue autoritario. Acertó en apretados asuntos de interés general, y falló en otros como ser humano. ¿Quién da más?
Y de mi "amigo" Oswaldo Amaro Luis, no puedo opinar de momento, pero me da la ligera impresión que se halla el hombre, muy unido al sillón municipal y no le cuesta caminar, ver, observar, cumplir, dialogar... Esperemos acontecimientos, porque de eso es de lo que se trata: vamos a ver que nos repara estos cuatro años de gobierno municipal, en el cual las sombras abundan y la llovizna persiste.
Todo esto es el resultado de una "quiniela" en la que faltan muchos equipos por jugar, que se inició en 1955.
De lo que acontezca el 13 de febrero, se lo comentaremos en otras ocasiones, esperando que los anillos matrimoniales no pierdan su primitivo color, y que se le de al "Cesar lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios. Buenos Días y Feliz "Cincuentenario" mis dos Realejos.
ARTÍCULO DE: Esteban Domínguez
Hay muchisimas opiniones que los hablan de la fusión de los dos Realejos, unas a favor y otras en desacuerdo como es lógico, pero ya metidos en los días previos a los "faustos" que el Ayuntamiento nos ofreció con motivo del Cincuentenario de la Unión, casi no nos da tiempo de repasarlos una a una, pero creo que en la memoria de todos está el contenido que se pretendía y el deseo de los políticos de turno de aquel entonces, de llevarlo a cabo sin el permiso de los ciudadanos de ambos pueblos. Y es eso, lo que no tiene vuelta de hoja. Ahí radica el mayor fallo, dado que el Realejo de Arriba, y algunos de su corporación incluida, nos les apetecía "el enlace", también en el Realejo Bajo hubieron oponentes a la misma, sin embargo el Realejo Alto tenía un mayor número de habitantes que el Realejo Bajo, por eso dicen que pedían la capitalidad en su municipio y además que allí se establecieran las Casas Consistoriales.
En estos tiempos en que el actual municipio de Los Realejos ha celebrado actos de relevada importancia, unos más destacados que otros, a nadie se nos queda en el tintero que las prisas por la unión se remontan al siglo XIX. Osea en los tiempos de las Cortes de Cádiz ya por ese entonces y desvinculando estos municipios de la administración de La Laguna, se intentaba con fallidos resultados, unir los dos municipios en uno. La batalla duró mucho tiempo, y las prisas de los politicos de la época eran elocuentes.
Parece ser que las destrezas o prisas corrían más por las zonas bajas que por las altas, ya que el municipio de Arriba y sus mandatarios de aquel entonces muy poco le importaba unirse con el de Abajo, según actas que se conservan en el actual Ayuntamiento. Y aunque los intentos de unión se repitieron en muchas ocasiones, no era nada fácil llegar a acuerdos concretos con las autoridades de Arriba, que intentaron "bloquear" las conversas en varios intentos si no se les respetaban sus condiciones como veremos más adelante.
De manera que, en la unión, que en un principio se pretendía, los de Arriba exigían tener en su terreno las Casas Consistoriales entre otros servicios oficiales, y al Realejo de Abajo le ofrecieron Correros y Telégrafos, ademas del Juzgado Comarcal, pero nunca se cumplió tal requisito, y eso es lo que verdaderamente nos ha sorprendido de aquel histórico acuerdo. Ninguna de las corporaciones que han pasado por el Ayuntamiento despues de aquel 13 de febrero de 1955, ha querido saber nada de las reglas del juego establecidas. Y todos han pasado olimpicamente del tema. Nadie ha reclamado para el Realejo de Abajo lo acordado. Todos sus vecinos, -los de antes y los de ahora- se han limitado en abrir la puerta para ver pasar "el muerto". Porque no cabe duda que con la Unión que para muchos haya sido todo un acierto, no todos pensamos iguales antes las desigualdades y añadimos que con ella, han enterrado al municipio de Abajo. Esto, aunque resulte duro decirlo; lo repetiremos hasta la saciedad. Y es más: lo han olvidado para siempre políticamente hablando. Y claro, las diferencias se notan.
Sin duda, antes de que la Unión se unificara y se llevara a efecto, hubo incluso que buscar un alcalde para el Realejo Bajo, que fuera capaz de unirse a las demandas de la otra corporación vecina, o cuando menos, que mirara por la misma lupa lo bueno que podía suponer la Unión entre estos dos municipios, contando con el apoyo de algunos gobernadores civiles y los máximos responsables del Cabildo en aquellos años. Todo parecía coser y cantar, porque los políticos de entonces lo pintaron tan bonito, que el paisaje se enriqueció de rosas, azucenas y...
Y así entre plenos y reuniones hasta en casas privadas de unos y otros, pasaron muchos años, pero al final la cuerda se partió por lo más débil. El Realejo Bajo cedió y el bueno de don Oscar que estaba muy de acuerdo de esta Unión, no sé si se pudo montar en los camellos de la cabalgata de Reyes del 5 de enero de 1955, cuando las campanas de los políticos repicaban a gloria la unión de dos pueblos que la mayoría de sus vecinos desconocían, y precisamente esas campanas no eran las del convento de San Agustín, pues ya alguno pensando mal, acabó con el viejo edificio antes de que proliferara la Unión.
Y pasa el tiempo, entramos casi sin pensarlo en medio siglo de la "feliz idea". Pero si miramos hacia esos años, nos daremos cuenta, que en épocas pretéritas la voz cantante del pueblo estaba de manos del alcalde de turno, del médico, del cura y del boticario. Los demás vecinos y por no existir otros entidades, casi no pintaban nada, y sólo eran imprescindibles a la hora de acudir a las urnas y para pagar impuestos. Fue este otro mal mayor que de forma directa, nos afectó casi sin darnos cuenta, pero forma parte de un pasado que aún muchos recordamos.
Cosas Curiosas
Don Nicolás González del Carmen, que fue el impulsor de la Unión de ambos Realejos desde que fue alcalde del municipio de Arriba, no sólo logró sus propósitos de unir los dos pueblos aunque ya no fuera alcalde, sino que recibió injustamente escritos contrarios a la unión, y algunos de ellos nada agradables, motivo por el que renunció a seguir siendo alcalde del Realejo Alto.
Casi 380 personas manifestaron por escrito su oposición a la Unión de los dos Realejos, y por el contrario en el Realejo Bajo no se registró ninguno. ¿Cosas curiosas verdad?
Y como el tema no acaba aquí, sino que en otra ocasión próxima seguiremos hablando del mismo, también hay que añadir que la Unión de ambos Realejos en un solo municipio, ha servido entre otras cosas para que el primer alcalde de la Villa nueva, don Domingo Luis Estrada, que fue falangista y cristiano practicante, le diera otro aire nuevo a la Villa que otros han calificado de prospera, de construir viviendas sociales, escuelas, acometer alumbrado eléctrico, abrir nuevas vías urbanas, el Instituto de Enseñanza. Etc. Sin embargo ahora, en plena Democracia, no sucede lo mismo. Por eso algo debe de tener el agua, cuando "la bendicen".
Don Domingo Luis Estrada hizo y puso los "cimientos" del nuevo Realejos. Don Evelio Jiménez Fregel que le sustituyó se trazó otra forma de gobernar e hizo lo que pudo con lo poco que recibía de las Administraciones del Estado. Eran momentos duros que duda cabe. Don Elpidio Hernández Toste que era demasiado bueno para ser alcalde quiso ver los toros desde la barrera, y por mucha voluntad que tenía en mejorar varios aspectos del municipio, lucho contra lo indeseable, y me supongo que por la "adversidad" no salió satisfecho por no haber logrado lo que quería para su pueblo.
Santiago Luis García, supuso un cambio radical. Fue quizás el alcalde más criticado de la democracia porque tenía sus propios criterios y formas de actuar. Sin embargo no quiso saber nada de corbatas y fue el primero en poner el hombro en todo aquello que fuera necesario para mejorar el nivel de vida de los realejeros. Esta postura le costó muchas críticas por parte de los "caciquiles" de turno.
Jesús Manuel Hernández García que sólo "pernotó" unos dos años como primer mandatario municipal, intentó dentro de este corto tiempo, de hacer cumplir su compromiso y continuar la misma línea de su antecesor, pero le faltó garra quizás para dar la última "estocada". Creo que se entiende.
Y José Vicente González casi no pone la cama en el Ayuntamiento. El vecindario aprobó una y otra vez su permanencia y como las unas son las que hablan en democracia ¿haber quién le pone el cascabel al gato? Se puede decir que el cemento y el hierro se vendió a placer, y que los edificios altos y los colores variados y para todos los gustos con como las rayas de las muchas corbatas que lució en los mas de cinco lustros como alcalde. Fue autoritario. Acertó en apretados asuntos de interés general, y falló en otros como ser humano. ¿Quién da más?
Y de mi "amigo" Oswaldo Amaro Luis, no puedo opinar de momento, pero me da la ligera impresión que se halla el hombre, muy unido al sillón municipal y no le cuesta caminar, ver, observar, cumplir, dialogar... Esperemos acontecimientos, porque de eso es de lo que se trata: vamos a ver que nos repara estos cuatro años de gobierno municipal, en el cual las sombras abundan y la llovizna persiste.
Todo esto es el resultado de una "quiniela" en la que faltan muchos equipos por jugar, que se inició en 1955.
De lo que acontezca el 13 de febrero, se lo comentaremos en otras ocasiones, esperando que los anillos matrimoniales no pierdan su primitivo color, y que se le de al "Cesar lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios. Buenos Días y Feliz "Cincuentenario" mis dos Realejos.
Mi Villa Histórica
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