ARTÍCULO DE: Manuel Hernández González
EL VARISCAZO MONTY
NO ES CASUAL que convengamos en que La Laguna es la capital cultural de Canarias, por razón de su historia y su condición de universidad bicentenaria, puesto que alrededor de la docencia figuran siempre diversas entidades que acumulan y complementan todo el saber relativo a Canarias y sus fraternales relaciones con América, fruto de las diversas corrientes migratorias. Que a fin de cuentas han sido el vehículo de intercambio cultural entre lo que fueron las florecientes colonias españolas, hoy naciones independientes, y Canarias. Que abarca toda su evolución hasta mediados del siglo XIX en que obtienen, por lógico desenlace, su independencia. Después, con el devenir de los años, el mencionado proceso de transculturación no ha mitigado lo autóctono sino que, por el contrario, ha enriquecido lo propio conformando una amalgama positiva de enseñanza, en cuanto a lo derivado del testimonio oral, en primer lugar; y en segundo término y más importante, todo el contenido documental y bibliográfico de temas intramuros y extramuros de la historia compartida o paralela.
Pero todo ello no sería factible sin la existencia de las bibliotecas, archivos y entidades no lucrativas, dedicados a almacenar, catalogar y poner a disposición de los investigadores, estudiantes y lectores entusiastas todo el contenido de su tesoro personal de información.
A nivel universitario, tenemos la Biblioteca Central de Guajara y las respectivas de todas las facultades existentes. En el ámbito insular y municipal, además del TEA y el Archivo Histórico Provincial, disponemos de numerosas bibliotecas públicas que conforman el tejido cultural de los distintos ayuntamientos. También en el espacio privado tenemos, volviendo a La Laguna, diversos lugares en donde colmar nuestra sed de aprendizaje y estudio. Ahí está, si no, la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, o el Instituto de Estudios Canarios, por citar algunos.
Más, lo que hoy me complazco en destacar es el no muy conocido Centro de Investigación Documental de Canarias y América, que atiende por las siglas Cedocam. Centro que dirige con eficacia mi respetado y admirado amigo Manuel Hernández González, doctor en Historia y profesor titular de Historia de América de la Universidad de La Laguna.
Dependiente del Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife, este lugar se fundó en el año 2007, justo en la trasera de la lagunera Casa Lercaro, concretamente en la calle Anchieta, número 9, siendo su primer director Javier González Antón. Cuentan sus dependencias con una sala dedicada a Canarias y otras dos a América, todas de libre acceso, donde se halla toda la documentación rescatada de los canarios en América, así como numerosos fondos de hemeroteca de periódicos y libros editados en Cuba, Venezuela, Uruguay y otras partes de América. Además de actas capitulares como las de Matanzas (Cuba), o del consulado de Venezuela en Canarias, gracias a la aportación del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Bolivariana.
Pero hay que señalar que su mayor fondo bibliográfico procede de la cesión del investigador canario y profesor de Historia de la Medicina en la Universidad Central de Venezuela, ya fallecido, David W. Fernández, con más de 40.000 volúmenes. Así como los que fueron de mi inolvidable amigo Sebastián de la Nuez Caballero. También figuran los de Teobaldo Power y de los hermanos Nicolás y Patricio Díaz Estévanez, además de una relación de incunables y libros de rara temática y localización. Todo ello en su planta alta.
En cuanto a la planta baja, se dispone de una sala de exposiciones, que he visitado en varias ocasiones, y una mediateca especializada en música americana, además de una hemeroteca de periódicos y revistas en formato digital, accesible mediante ordenadores. Después de visitarlo personalmente, puedo afirmar que este magnífico centro, quizá por su relativa corta edad, está actualmente infrautilizado por ese sector investigador, que tal vez por inercia encamina sus pasos a lugares tradicionalmente conocidos. Sepan, pues, todos, que este enclave está abierto de 9 a 14 horas, de lunes a viernes, a cuantos deseen visitarlo y sumergirse en la lectura o investigación de historias por dilucidar.
Pero sería injusto terminar mi comentario si no realzara la labor y la amabilidad del magnífico equipo femenino de que dispone el Cedocam, que bien dirige, repito, mi estimado Manuel Hernández González; compuesto por una recepcionista, Pilar; dos ayudantes de biblioteca, Isabel y Teresa, y tres documentalistas: María José, Carolina y Mercedes.
jcvmonteverde@hotmail.com
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