ADECUAR EL ESPACIO TURÍSTICO
ARTÍCULO DE: Salvador García Llanos
Habrá que seguir con mucho detenimiento los resultados y las repercusiones de un denominado Monitor de Competitividad Turística (MONITUR 2009) de reciente aparición referida a las comunidades autónomas. Si bien es cierto que Canarias aparece por encima de la posición que suele ocupar en otras clasificaciones basadas en el desarrollo social y económico existente en España a escala regional, no lo es menos que el estudio arroja algunos resultados inquietantes que obligan a operar medidas correctoras si es que se quiere mejorar los niveles de competitividad.
Uno de los ámbitos en los que se detiene es la necesidad de incrementar el trabajo realizado en la adecuación de los espacios turísticos, especialmente en los destinos de primera generación para responder a unos turistas cada vez más exigentes y con más alternativas.
Dando por sentado -y por nuestra cuenta, pues aún no ha sido posible acceder a los contenidos íntegros del estudio- que el Puerto de la Cruz es uno de esos espacios, considerado entonces de primera generación, esta conclusión del MONITUR 2009 pone de relieve un hecho en el que venimos insistiendo desde hace algún tiempo: hay que innovar y cualificar si es que se quiere mantener cuotas de mercado y seguir haciendo atractivo un destino cargado de solera pero que precisa superar un estancamiento fruto de muchos factores que son más o menos conocidos.
Esos espacios sufren, naturalmente, el desgaste del tiempo. Fueron concebidos, en su día, sin mucha visión de futuro. Se desconocía el alcance que tendría el desarrollo del sector terciario. Y entonces fueron creciendo, casi sin orden ni concierto. Se trataba de construir, de dotarse de camas turísticas, sin reparar en que, con el paso del tiempo, eran indispensables infraestructuras, equipamientos, zonas de esparcimiento, modalidades de ocio...
Si a lo reseñado se añaden hechos como la creencia de que no iba a haber competencia, de que los mercados emisores no se iban a desviar, de que bastaba con los turistas repitientes y la propaganda boca-oído, además de la escasa capacidad emprendedora para afrontar mejoras o reformas y un casi inexistente relevo generacional en el segmento de promotores y profesionales experimentados, es fácil deducir los efectos de eses desgaste, del deterioro en todos los sentidos. Salvo alguna honrosísima excepción en el ámbito privado y las limitadas actuaciones de la administración pública, lo cierto es que se perdió capacidad de atracción.
De ahí que se hable de innovar y cualificar, de ahí que este estudio de competitividad entre comunidades hable de adecuación de lo que también se conoce por destinos turísticos maduros. Autoridades, responsables, empresarios y agentes sociales del Puerto de la Cruz deben ser plenamente conscientes de que hay que afrontar esa gran obra de transformación para seguir siendo atractivo.
Porque MONITUR 2009 asocia tal hecho a las respuestas que precisan “unos turistas cada vez más exigentes y con más alternativas”. Quiere decirse que sus aspiraciones de confort son cada vez mayores, que no se conforman con lo que pueden encontrar en otros lugares más cercanos sin necesidad de tomar avión. En tiempos de recesión económica, naturalmente, tales circunstancias se hacen aún más significativas.
El estudio que comentamos pone de manifiesto, en definitiva, que o se cargan las pilas o la crisis y el pesimismo con que se convive en el Puerto desde hace años terminarán causando más estragos todavía.
ARTÍCULO DE: Salvador García Llanos
Habrá que seguir con mucho detenimiento los resultados y las repercusiones de un denominado Monitor de Competitividad Turística (MONITUR 2009) de reciente aparición referida a las comunidades autónomas. Si bien es cierto que Canarias aparece por encima de la posición que suele ocupar en otras clasificaciones basadas en el desarrollo social y económico existente en España a escala regional, no lo es menos que el estudio arroja algunos resultados inquietantes que obligan a operar medidas correctoras si es que se quiere mejorar los niveles de competitividad.
Uno de los ámbitos en los que se detiene es la necesidad de incrementar el trabajo realizado en la adecuación de los espacios turísticos, especialmente en los destinos de primera generación para responder a unos turistas cada vez más exigentes y con más alternativas.
Dando por sentado -y por nuestra cuenta, pues aún no ha sido posible acceder a los contenidos íntegros del estudio- que el Puerto de la Cruz es uno de esos espacios, considerado entonces de primera generación, esta conclusión del MONITUR 2009 pone de relieve un hecho en el que venimos insistiendo desde hace algún tiempo: hay que innovar y cualificar si es que se quiere mantener cuotas de mercado y seguir haciendo atractivo un destino cargado de solera pero que precisa superar un estancamiento fruto de muchos factores que son más o menos conocidos.
Esos espacios sufren, naturalmente, el desgaste del tiempo. Fueron concebidos, en su día, sin mucha visión de futuro. Se desconocía el alcance que tendría el desarrollo del sector terciario. Y entonces fueron creciendo, casi sin orden ni concierto. Se trataba de construir, de dotarse de camas turísticas, sin reparar en que, con el paso del tiempo, eran indispensables infraestructuras, equipamientos, zonas de esparcimiento, modalidades de ocio...
Si a lo reseñado se añaden hechos como la creencia de que no iba a haber competencia, de que los mercados emisores no se iban a desviar, de que bastaba con los turistas repitientes y la propaganda boca-oído, además de la escasa capacidad emprendedora para afrontar mejoras o reformas y un casi inexistente relevo generacional en el segmento de promotores y profesionales experimentados, es fácil deducir los efectos de eses desgaste, del deterioro en todos los sentidos. Salvo alguna honrosísima excepción en el ámbito privado y las limitadas actuaciones de la administración pública, lo cierto es que se perdió capacidad de atracción.
De ahí que se hable de innovar y cualificar, de ahí que este estudio de competitividad entre comunidades hable de adecuación de lo que también se conoce por destinos turísticos maduros. Autoridades, responsables, empresarios y agentes sociales del Puerto de la Cruz deben ser plenamente conscientes de que hay que afrontar esa gran obra de transformación para seguir siendo atractivo.
Porque MONITUR 2009 asocia tal hecho a las respuestas que precisan “unos turistas cada vez más exigentes y con más alternativas”. Quiere decirse que sus aspiraciones de confort son cada vez mayores, que no se conforman con lo que pueden encontrar en otros lugares más cercanos sin necesidad de tomar avión. En tiempos de recesión económica, naturalmente, tales circunstancias se hacen aún más significativas.
El estudio que comentamos pone de manifiesto, en definitiva, que o se cargan las pilas o la crisis y el pesimismo con que se convive en el Puerto desde hace años terminarán causando más estragos todavía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario