JARDINES SIN FLORES: LA OTRA IMAGEN TRISTE DEL REALEJO BAJO
ARTÍCULO DE: Esteban Domínguez
Yo no sé si es por la crisis o es que reina demasiada vagancia entre los concejales que nos gobiern
an, pero lo cierto es que nunca habíamos visto la plaza del Realejo Bajo tan abandonada. Es tal, que hasta los poquitos jardines que tiene, carecen de plantas y flores en esta época de la primavera.
Nunca había existido tanto abandono y desidia en este entorno, y es ahora cuando notamos que algo fundamental está pasando en el consistorio realejero. A la vista está, aquí nadie se inventa nada: jardines abandonados y fachadas en el casco histórico que reclaman que alguien las pinte o que le den la pintura a sus dueños para recuperar la otra imagen ya perdida de años atrás.
Mientras tanto, en la Asociación de Vecinos tan cercana, las voces triunfales de aquellos que a gritos pedían la presidencia, se han convertido en ladrillos de barro. Se han olvidado de sus obligaciones y aquí nadie mueve un papel. La furia de las fieras galopantes han quedado a un lado, triste de ánimo, mientras que socios y vecinos ni si quiera saben cuales son sus derechos cuando las cosas no marchan bien y hay que ponerlas en su sitio.
De esta manera, el beneficiado es el ayuntamiento porque se quita un peso de encima, pero a cambio, los perjudicados son los vecinos porque desde el ayuntamiento no se actúa en consecuencia.
Y sin darle mas vueltas al asunto, ya ni las flores florecen en el Realejo Bajo. Nadie se ha preocupado de cuidar sus jardines. La imagen no puede ser más penosa y avergonzarte: la desidia del ayuntamiento una vez más, deja sus oscuras huellas en el Realejo Bajo, como no podía haber sido de otra manera.
Por consiguiente visto lo visto, el Realejo Bajo tiene nada más y nada menos que lo que se merece, porque así parece escaparse del silencio de sus vecinos. Decir lo contrario, sería mentir o quizás un error.
ARTÍCULO DE: Esteban Domínguez
Yo no sé si es por la crisis o es que reina demasiada vagancia entre los concejales que nos gobiern
an, pero lo cierto es que nunca habíamos visto la plaza del Realejo Bajo tan abandonada. Es tal, que hasta los poquitos jardines que tiene, carecen de plantas y flores en esta época de la primavera.Nunca había existido tanto abandono y desidia en este entorno, y es ahora cuando notamos que algo fundamental está pasando en el consistorio realejero. A la vista está, aquí nadie se inventa nada: jardines abandonados y fachadas en el casco histórico que reclaman que alguien las pinte o que le den la pintura a sus dueños para recuperar la otra imagen ya perdida de años atrás.
Mientras tanto, en la Asociación de Vecinos tan cercana, las voces triunfales de aquellos que a gritos pedían la presidencia, se han convertido en ladrillos de barro. Se han olvidado de sus obligaciones y aquí nadie mueve un papel. La furia de las fieras galopantes han quedado a un lado, triste de ánimo, mientras que socios y vecinos ni si quiera saben cuales son sus derechos cuando las cosas no marchan bien y hay que ponerlas en su sitio.
De esta manera, el beneficiado es el ayuntamiento porque se quita un peso de encima, pero a cambio, los perjudicados son los vecinos porque desde el ayuntamiento no se actúa en consecuencia.
Y sin darle mas vueltas al asunto, ya ni las flores florecen en el Realejo Bajo. Nadie se ha preocupado de cuidar sus jardines. La imagen no puede ser más penosa y avergonzarte: la desidia del ayuntamiento una vez más, deja sus oscuras huellas en el Realejo Bajo, como no podía haber sido de otra manera.
Por consiguiente visto lo visto, el Realejo Bajo tiene nada más y nada menos que lo que se merece, porque así parece escaparse del silencio de sus vecinos. Decir lo contrario, sería mentir o quizás un error.
Al Señor Casposo de la foto que tiene como treinta años menos, hay que decirle que su enfermedad es algo que se llama transtorno bipolar, ya que según vea escribe, por cierto con muchas faltas de ortografía.
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