EL SEÑOR DEL CALVARIO
ARTÍCULO DE: Bruno Juan Álvarez Abréu
La mar en medio y tierras he dejadode cuanto bien, cuitado, yo tenía;y yéndome alejando cada día,gentes, costumbres, lenguas he pasado.Ya de volver estoy desconfiado;pie
Garcilaso de la Vega
Al mediodía del viernes Santo, en la ermita del Calvario en la que recibe culto un grupo escultórico que se conoce con el nombre de Cristo del Calvario. Tratase en verdad de una Piedad obra del siglo XIX del artista orotavense Fernando Estévez. El 12 de febrero de 1.864, el obispo de Canaria y Administrador apostólico de Tenerife Fraile Joaquín Lluch y Garriga concedió licencia al Mayordomo de la ermita, para fundar la Venerable y Real Hermandad de Misericordia del Calvario.
Tenía por objeto esta institución, según dice la solicitud, "solemnizar el culto de la Santa imagen del Cristo del Calvario de esta Villa". Esta procesión sale a la una de la tarde de la citada ermita y se dirige hacia la iglesia de Nuestra Señora de La Concepción, donde se celebran los cultos de costumbre.
PIEDAD DEL VATICANO
Es un grupo escultórico en mármol realizada por Miguel Ángel entre 1498 y 1499. Sus dimensiones son 174 por 195 cm. Se encuentra en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
DESCRIPCIÓN E HISTORIA
Esta maravillosa obra es de bulto redondo, lo que significa que se puede ver en todos los ángulos, pero el punto de vista es frontal.
Una Virgen joven, bella y piadosa cuyas vestiduras se expanden con numerosos pliegues, sostiene al Hijo muerto y que, intencionadamente, aparenta mayor edad que la Madre, en una composición triangular sosegada y llena de ternura. La juventud de la Virgen es muestra del idealismo renacentista: se trata de representar el ideal de belleza y juventud, una Virgen eternamente joven y bella.
Vasari dice de ella «es una obra a la que ningún artífice excelente podrá añadir nada en dibujo, ni en gracia, ni, por mucho que se fatigue, en poder de finura, tersura y cincelado del mármol».
La obra fue encargada por el cardenal de san Dionisio Jean Bilhères de Lagraulas o de Villiers, benedictino embajador del monarca francés ante la Santa Sede, al que el autor conoció en Roma. El contrato entre el artista y el cliente se firmó el 26 de agosto de 1498, y en el que se estipulaba, además del pago de 450 ducados de oro, que habría de estar terminada antes de un año, y en efecto, dos días antes de cumplirse el plazo la obra maestra ya estaba terminada, cuando el cardenal había muerto unos días antes, por lo que su primer emplazamiento fue sobre la propia tumba del prelado en la Capilla de Santa Petronila del Vaticano. La Piedad fue trasladada en 1749 a su ubicación actual en la Basílica de San Pedro, la primera capilla a la derecha.
Fue la primera vez que el artista aborda este tema iconográfico, luego repetido a lo largo de su vida con diversos tratamientos, que ponen de manifiesto su evolución artística y espiritual. La última de esta serie de Piedades sería la denominada Piedad Rondanini, que dejó inacabada al caer enfermo y morir, y cuyo patetismo, que anticipa el barroco, nada tiene que ver con la serenidad clásicamente renacentista de esta obra de juventud.
El artista contaba entonces veinticuatro años, había trabajado los dos últimos años en la realizaci
Cuando la obra fue finalizada y entregada, algunos pusieron en duda que hubiera sido Miguel Ángel el verdadero autor de la misma dudando de él por su juventud. Al enterarse, Buonarroti en un arranque de furia grabó a cincel su nombre en la escultura, siendo esta la única obra firmada del artista. En la cinta que cruza el pecho de la Virgen puede leerse: «Michael A[n]gelus Bonarotus Florent[inus] Facieba[t]» («Miguel Ángel Buonarroti, florentino, lo hizo»).
En esta escultura predominan las armonías de contraste. Hay tres:
· Primera armonía: Los ejes del cuerpo de Jesús (líneas quebradas) se contraponen a los pliegues curvilíneos y angulados de los vestidos de la Virgen María.
· Segunda armonía: El brazo derecho de Jesús cae inerte. Éste se contrapone al brazo izquierdo de la Virgen, que esta lleno de vida y conmiseración
· Tercera armonía: Los pliegues de la Virgen con oquedades forman contrastes de claroscuro. Estos se contraponen a las superficies claras y lisas del cuerpo de Jesús, expresados en "sfumato".
ATAQUE A LA OBRA
El 21 de mayo de 1972 la imagen sufrió un brutal atentado cuando un individuo aporreó el rostro de la Virgen con un martillo, motivo por el que hubo de ser restaurada y luego protegida con medidas de seguridad. Su cara fue brutalmente desfigurada por un maniaco, que le destrozó el rostro con una maza pegándole 15 martillazos.
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