LIBRO, SOSPECHA Y CONFIRMACIÓN
ARTÍCULO DE Lorenzo de Ara
Me está gustando “El Maquiavelo de León”. Entretiene. El Libro de José García Abad merece un respetito. El autor nos invita a que descubramos a un Zapatero que no es “bambi”, que no es un “lobo”, y que vive como un político profesional. No sabe hacer otra cosa. Desde que llegó a Madrid con 26 años, lo único que ha hecho el leones ha sido acomodarse, esperar su hora, y en el instante preciso, apoderarse de la poltrona.
Y ahí le tenemos, arrogante, autista, mesiánico y déspota. Si quiere conocer al inquilino de La Moncloa, sumerjase en las trescientas páginas de este librito hecho con rigor, soltura, y la mala leche que se necesita para una acometida de este calibre.
Otro protagonista de esta semana ha sido Jaime Mayor Oreja. El diputado europeo del Partido Popular nos anuncia que está en marcha una segunda negociación entre el gobierno de Zapatero y la banda terrorista ETA. Los sociatas se han puesto nerviosos. Han acusado a Oreja de hacer mucho daño a la lucha antiterrorista, pero somos unos cuantos españoles los que sospechamos que algo de verdad hay las palabras del conservador.
¿Por qué tenemos que fiarnos de un gobierno que se atrevió a pensar que a los asesinos de la jodida patria vasca había que darles oxígeno? ¿No fue este gobierno tan progre y moderno el que calificó a Otegui de hombre de paz? ¿No fue Zapatero, con sus pacifistas de alcoba, el que rezó para que De Juana Chaos siguiera con vida y disfrutara en la ducha con su compañera de “fatigas”? ¿No es Zapatero el que buscó y encontró un acuerdo con ERC, fuerza catalana que llegó a un entendimiento con ETA para que no se atentara en Cataluña? ¿Este Gobierno de bibianas y pajines no es el que ha intentado acallar a las víctimas del terrorismo?
Yo no sé si Oreja tiene razón, pero lo que sí sé es que el político vasco sabe mucho de ETA, más que Zapatero, más que Rubalcaba, y sé también que no deberíamos fiarnos de un grupo de hombres y mujeres que, durante mucho tiempo, se sintieron a gusto, cómodos y en sintonía con los que representan la amenaza más sanguinaria que siempre ha tenido nuestra democracia.
No quiero terminar esta humilde colaboración sin dejar de mencionar los muchos casos de corrupción política. Tenemos novedades en Baleares, Andalucía, Madrid, Cataluña. La casta política sigue ensuciándose, corrompiéndose, alejándose cada vez más de las personas que ya no albergan ninguna duda: el político, como el paro y el terrorismo, es una lacra social que pone en peligro la convivencia entre españoles.
Aunque José Bono diga que ellos –los políticos- son trabajadores y honestos, nosotros sabemos –quizá como sabe Oreja lo de ETA con el Gobierno- que la corrupción está ahí, que es innegable, y que tristemente sólo llegamos a descubrir un poco, casi nada, del gran latrocinio que todos los días se ejecuta en esta España secuestrada por la temida partitocracia.
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