jueves, 7 de octubre de 2010

LOS REALEJOS AL DÍA,

LA PERDOMA SE VISTE DE FIESTAS

ARTÍCULO DE: Esteban Domínguez

El noble y popular barrio de La Perdoma prepara con el mayor esmero sus anuales fiestas en honor a sus Santos Patronos: Ntra. Sra. del Rosario y San Jerónimo.
Barrio próspero y de gentes generosas que lo hacen inconfundible entre los barrios orotavenses. Allí por aquellas tierras del Pago de Higa, toda una vida de leyendas y costumbres centenarias, que identifican a los perdomeros. A los de ayer, y a los de hoy.
Tierra acariciada por las brumas que rozan los surcos y hacen más prósperas las cosechas con sus frescura, pero también, tierra de excelentes viñedos, de donde brotan hermosos racimos de uvas, que luego, se convertirán en unos de los vinos más afamados y limpios de este lugar del Valle de La Orotava.
En La Perdoma también crece la devoción y aumenta la fe de los suyos en sus Santos Patronos, como no podía ser de otra manera. Y en su parroquia se le da destacada veneración por este mes de octubre, a Ntra. Sra. del Rosario y a San Jerónimo. De la Virgen del Rosario podemos decir que es una glorificación a la Santísima Virgen por la protección que dispensa a la Iglesia por medio del Rosario. Fue instituido en recuerdo de la victoria de los cristianos en Lepanto el 7 de octubre de 1571 y de otros triunfos conseguidos sobre los turcos. Se le elevó de rito en el pontificado de León XIII (1887), y se compuso un oficio propio (1888). El Rosario es una fórmula de oración que tuvo su origen en el amor que la Edad Media profesó a la Madre de Dios. La leyenda, de ningún sólido fundamento histórico, refiere que instituyó el rosario Santo Domingo, a quien se le recomendó la Santísima Virgen como arma defensiva en la lucha contra los albigenses. El Papa San Pío V, dominico, fomentó vivamente la devoción del rosario, que llegó a convertirse en la plegaria popular predilecta de los cristianos. La iglesia le ha colmado de elogios y ha enriquecido con numerosas indulgencias. Con todo, todavía no se le puede llamar una oración litúrgica, aunque se le puede llamar el Breviario del pueblo.
De San Jerónimo podemos añadir que nació en Estridón, Dalmacía, Sofronio Eusebio Jerónimo recibió de adulto el bautismo en Roma de manos del Papa Liberio, y dedicándose después a los estudios teológicos. En Tierra Santa estudió a fondo el hebreo. Ordenado de sacerdote en Antioquia, se fue a Roma al lado de San Dámaso, quién le encargó la traducción de la Biblia. En 386 vuelve a Tierra Santa, y fija su residencia en Belén. Aquí, junto a la cuna del Salvador, levantó un monasterio, que él mismo gobernó, y otro de religiosas, que confió a la viuda Santa Paula. Murió a una edad muy avanzada, casi nonagenario. Le debemos la introducción del aleluya en la misa de los domingos, la expansión de la vida monástica entre las familias patricias y la celebración cotidiana de los Oficios Divinos.
San Jerónimo es uno de los cuatro grandes Padres de la Iglesia occidental. El gran prestigio de que goza en la Iglesia se debe a su traducción de las Sagradas Escrituras, fruto maduro de sus vastos estudios, que se conoce con el nombre de Vulgata y que todavía se usa oficialmente en la Iglesia, sobresalió entre sus contemporáneos por los conocimientos en exégesis bíblica. En la Edad Media fueron muy apreciadas sus cartas. Aún en vida, San Jerónimo era celebrado como el mayor historiador de su tiempo. Dominaba la lengua y literatura griegas, así como las latinas. Fue el mejor hebraísta de la antigüedad. Como hombre, estaba dotado de un temperamento extremadamente fogoso y poseía una naturaleza rebelde. Murió el 30 de septiembre del año 419. Su Sepulcro se encuentra en Belén, junto al pesebre del Señor; desde el siglo XIII en Santa María la Mayor de Roma.
En estos días del mes de octubre, el barrio de la Perdoma, celebra en su honor junto a la Virgen del Rosario, sus fiestas patronales cuando el otoño hace que la higuera pierda sus hojas. Señales inequívocas de que pronto rebrotarán sus verdes botones, y con ellos, los primeros frutos llegada la primavera.
Quizás sea La Perdoma, uno de esos lugares acariciados por los rayos del sol, que dan color a tanta variedad de frutales entre viñedos blancos y negros, en una tierra donde los suyos la han hecho producir, no sólo con el sudor de la frente, sino también arañando el barro con las manos…
Pero por encima de todo, vemos como este hermoso núcleo urbano, va tomando potestad y destaca entre tantos barrios villeros, que en buena lid, constituye la ilusión del presente, y mira con optimismo a un futuro prometedor, con el amparo y la protección de la Santísima Virgen del Rosario, y San Jerónimo, como guardianes de nuestras valiosas vidas.
Sin duda, es tiempo de fiestas. Octubre acoge decidido y jubiloso, como cada año, las celebraciones en honor a sus Santos Patronos. Y estas fiestas en su honor, nos proporciona la oportunidad de manifestar con especial agrado, nuestra secular devoción y también el profundo respeto que como barrio sentimos por nuestra cultura y nuestras más señeras tradiciones.
Las fiestas, nos da la oportunidad de festejar el presente y revivir el pasado. Lo hacemos así porque consideramos conforme a la Tradición, que la fiesta es, y debe de seguir siendo, un todo un rico y armonioso entusiasmo colectivo, donde tenga cabida desde el sosiego y la alegría, a la reflexión y el sentimiento. Recordemos que antiguamente, la fiesta reunía la vida del pueblo. Marcaba el ritmo del tiempo, ya fuese señalando los periodos de descanso o los de actividad. Por ello toda actividad humana tenía una fiesta, desde la matanza (San Martín) y la celebración del primer vino (San Andrés) hasta la vendimia (Virgen de Septiembre), pasando por las celebraciones patronales de cada año.
Pero también es verdad, que las fiestas tradicionales no se limitaban al aspecto lúdico, pues abarcaban aspectos de la vida política y religiosa, económica, social, etc. La fiesta era ante todo un hecho histórico piadoso, que conmemoraba gestas civiles y militares, así como misterios o advocaciones religiosas.
Por todo lo dicho, amigos perdomeros, quiero concluir este encargo que me hace el entrañable amigo y presidente de la Comisión de Fiestas don Eusebio Luis Hernández Melo con un pequeño verso del Conde de Barbate que dice así:
“Vivir quiero contigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odios, de esperanza, de recelo…”
Perdomeros, amigos todos, llegan las Fiestas, a gozar tocan. ¡Que todos sean muy felices! Muchas gracias.
Esteban Domínguez
P.D. también quiero agradecerle al padre Siverio, canónigo emérito de la Santa Iglesia Catedral de La Laguna, la información prestada sobre la Virgen del Rosario y San Jerónimo respectivamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario