MIRANDO AL PASADO Y BUSCANDO UN FUTURO MEJOR
VENEZUELA SIEMPRE
ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros
Sin matizaciones, porque no son necesarias, voy a sincerarme respecto a la impresión que tengo, a través del tiempo que he dedicado a estudiar la sensibilidad del pueblo canario: asomándonos a ver la realidad que viven los pueblos hermanos del sur de América. Es evidente, desde todo punto de vista, que en la Humanidad se está fraguando un nuevo estilo de sensibilidad, como un reconocimiento inexcusable de las conductas a seguir para con los demás. Ya, una mayoría de las personas se interesan, se “sensibilizan” y se preocupan del sufrimiento de las gentes menos afortunadas, y si pudieran, harían algo más que lamentarse, sólo que, no saben encausar esos sentimientos y pierden la ocasión de vivir experiencias de consuelo espiritual eminentemente necesarias y satisfacciones infinitas por la voluntad de sus buenas obras... Comúnmente no se llegan a materializar esas bondades cuando no hay una debida orientación, a veces tradicionalmente burocrática de los estamentos tradicionales... Nos identificamos con el dolor ajeno, pero no sabemos dar un paso adelante para ayudar al necesitado, casi siempre por temor al fracaso de nuestros propios impulsos humanitarios.
El pueblo venezolano necesita en estos momentos, ante todo, comprensión de los demás. Que no la tienen, primero, aquellos que tanto recibieron de ese emblemático país, cuando en verdad estábamos necesitados. Ya sé que nada nos regalaron, todo lo que los canarios hicieron allá, en aquellos años tan difíciles para nosotros, todo fue ganado a “pulso”. Pero hay que reconocer con valentía y honradez, que sin mediar pregunta o hacer molestas investigaciones, nos brindaron su suelo.
Venezuela nos atendió con los brazos abiertos, cual gesto compasivo de un maternal impulso, para mitigar nuestras fatigas y desconsuelos; sabían que íbamos a reunir dinero con nuestro digno trabajo, para mandarlo, luego del sacrificio y tenaz lucha que suponía sobrevivir a solas, en el doloroso anonimato de la aventura y sus asumibles consecuencias. Entonces no pensábamos invertir allá, aunque muchos lo hicieron y aún conservan sus buenos negocios, sus hermosas casas y se desenvuelven felizmente en la sociedad que con cariño les adoptó - porque hay una tradición archí conocida de todos - que nos recuerda constantemente ese mensaje de amor. Hermanos de sangre y raza... Lamentablemente todos no tuvieron la misma suerte. Aún hoy... Que me acabo de enterar de la triste noticia de que por orden del primer mandatario del país, fue usurpada una Empresa Canaria del Estado Lara (Quibor), agropecuaria que daba trabajo a mil quinientos trabajadores… ¡Qué desastre! Ni urnas, ni diablos, tiranía sí.
Y hay pobreza, también, para unos y otros, pero allá luchan juntos para liberarse de ella, trabajando en lo que sea. Aquí en Canarias, pese a la acuciante obstrucción indiscriminada de gentes de fuera, con marcada prepotencia y descaro insoportable de algunos de ellos, vemos entorpecido nuestro gran proyecto, imitando a Venezuela y esperando, igual que el pueblo venezolano llegar a ese endiosado cause de la consolidación política y moral, capaz de darle un rumbo atractivo al destino, igual de Venezuela como ese rumbo ansiado que todos los que amamos de verdad a Canarias deseamos para nosotros. Aquí en Canarias debiéramos hacer lo mismo, mirarnos - canarios y venezolanos - mirarnos como hermanos; y no hacerles más difícil la situación. Pensemos en las vueltas que da el Mundo y nosotros; siempre no van a ser las desgracias para los mismos. Venezuela puede darnos, todavía mucho más, y permitirnos más de lo que nos permitió poseer, sólo que hay que saber esperar.
Presumo de que la rabia de algunos, de esos que, al no poder “mamar” como lo hicieron antes, les ciega la ira contra la misma razón; y difaman para que los demás se crean sus mentiras y hacen más negra de lo que en realidad es la situación política y social de Venezuela. Para confundir, deliberadamente, a las personas de buena voluntad que, si saben comprender el mal momento que viven esos pueblos hispanos parlantes, donde tantos canarios han pagado con sus vidas, dándole su noble sabia a esas sedientas tierras, para verles crecer y prosperar... Y han fundado pueblos y ciudades; y han dejado para siempre las huellas imborrables de nuestra identidad, que con la de ellos, han fundado, también, Naciones que se identifican entre sí. Y con nosotros mismos, en lo bueno y en lo malo; en la abundancia y en la pobreza, en las ansias de progresar más cada día.
VENEZUELA SIEMPRE
ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros
Sin matizaciones, porque no son necesarias, voy a sincerarme respecto a la impresión que tengo, a través del tiempo que he dedicado a estudiar la sensibilidad del pueblo canario: asomándonos a ver la realidad que viven los pueblos hermanos del sur de América. Es evidente, desde todo punto de vista, que en la Humanidad se está fraguando un nuevo estilo de sensibilidad, como un reconocimiento inexcusable de las conductas a seguir para con los demás. Ya, una mayoría de las personas se interesan, se “sensibilizan” y se preocupan del sufrimiento de las gentes menos afortunadas, y si pudieran, harían algo más que lamentarse, sólo que, no saben encausar esos sentimientos y pierden la ocasión de vivir experiencias de consuelo espiritual eminentemente necesarias y satisfacciones infinitas por la voluntad de sus buenas obras... Comúnmente no se llegan a materializar esas bondades cuando no hay una debida orientación, a veces tradicionalmente burocrática de los estamentos tradicionales... Nos identificamos con el dolor ajeno, pero no sabemos dar un paso adelante para ayudar al necesitado, casi siempre por temor al fracaso de nuestros propios impulsos humanitarios.
El pueblo venezolano necesita en estos momentos, ante todo, comprensión de los demás. Que no la tienen, primero, aquellos que tanto recibieron de ese emblemático país, cuando en verdad estábamos necesitados. Ya sé que nada nos regalaron, todo lo que los canarios hicieron allá, en aquellos años tan difíciles para nosotros, todo fue ganado a “pulso”. Pero hay que reconocer con valentía y honradez, que sin mediar pregunta o hacer molestas investigaciones, nos brindaron su suelo.
Venezuela nos atendió con los brazos abiertos, cual gesto compasivo de un maternal impulso, para mitigar nuestras fatigas y desconsuelos; sabían que íbamos a reunir dinero con nuestro digno trabajo, para mandarlo, luego del sacrificio y tenaz lucha que suponía sobrevivir a solas, en el doloroso anonimato de la aventura y sus asumibles consecuencias. Entonces no pensábamos invertir allá, aunque muchos lo hicieron y aún conservan sus buenos negocios, sus hermosas casas y se desenvuelven felizmente en la sociedad que con cariño les adoptó - porque hay una tradición archí conocida de todos - que nos recuerda constantemente ese mensaje de amor. Hermanos de sangre y raza... Lamentablemente todos no tuvieron la misma suerte. Aún hoy... Que me acabo de enterar de la triste noticia de que por orden del primer mandatario del país, fue usurpada una Empresa Canaria del Estado Lara (Quibor), agropecuaria que daba trabajo a mil quinientos trabajadores… ¡Qué desastre! Ni urnas, ni diablos, tiranía sí.
Y hay pobreza, también, para unos y otros, pero allá luchan juntos para liberarse de ella, trabajando en lo que sea. Aquí en Canarias, pese a la acuciante obstrucción indiscriminada de gentes de fuera, con marcada prepotencia y descaro insoportable de algunos de ellos, vemos entorpecido nuestro gran proyecto, imitando a Venezuela y esperando, igual que el pueblo venezolano llegar a ese endiosado cause de la consolidación política y moral, capaz de darle un rumbo atractivo al destino, igual de Venezuela como ese rumbo ansiado que todos los que amamos de verdad a Canarias deseamos para nosotros. Aquí en Canarias debiéramos hacer lo mismo, mirarnos - canarios y venezolanos - mirarnos como hermanos; y no hacerles más difícil la situación. Pensemos en las vueltas que da el Mundo y nosotros; siempre no van a ser las desgracias para los mismos. Venezuela puede darnos, todavía mucho más, y permitirnos más de lo que nos permitió poseer, sólo que hay que saber esperar.
Presumo de que la rabia de algunos, de esos que, al no poder “mamar” como lo hicieron antes, les ciega la ira contra la misma razón; y difaman para que los demás se crean sus mentiras y hacen más negra de lo que en realidad es la situación política y social de Venezuela. Para confundir, deliberadamente, a las personas de buena voluntad que, si saben comprender el mal momento que viven esos pueblos hispanos parlantes, donde tantos canarios han pagado con sus vidas, dándole su noble sabia a esas sedientas tierras, para verles crecer y prosperar... Y han fundado pueblos y ciudades; y han dejado para siempre las huellas imborrables de nuestra identidad, que con la de ellos, han fundado, también, Naciones que se identifican entre sí. Y con nosotros mismos, en lo bueno y en lo malo; en la abundancia y en la pobreza, en las ansias de progresar más cada día.
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