LOS MARAVILLOSOS NAPOLEÓNICOS DE LA PALMA
ARTÍCULO DE: Bruno Juan Álvarez Abréu
Pasan las horas de hastío
Por la estancia familiar,
El amplio cuarto sombrío
Donde yo empecé a soñar.
(Antonio Machado)
Una conmovedora noche mágica palmera, una noche íntima de gratitud para una tía espléndida Eladia
Espejo Cabrera, insigne sobrina de una ignorada pianista palmera llamada Consuelo dotada de plácemes y brillantes cualidades artísticas de excelente intérprete, excelsa dama palmera que rayó a gran altura. Fidelidad para unos primos maravillosos Pilar y Joaquín Álvarez Espejo, para el ex-enano Tito Méndez. Evidentemente, es Tito Méndez un palmero que me sorprende con su majestuosa biblioteca en su mansión allegada, un codicilo enternecedor, afectivo a la bajada de la Virgen de Las Nieves, a los lustros palmeros, y sobre todo a la época liberal progresista que disfrutó la isla bonita en la pasada centuria, un legado que habla por si solo, de lo que es y fue la efímera isla sublime de la Palma. Tito Méndez me cuenta la ilustración liberal que tuvo su isla a través del cura Díaz, un secular que embellece y actúa de vigía a la plaza central, de respaldo a la majestuosa iglesia parroquial El Salvador, con figura cobertizo en bronce, que se manifestaba en sus sermones, siendo confinado a la Villa de La Orotava, donde hizo amistad con el gran escultor orotavense Don Fernando Estévez del Sacramento, imaginero que llegó a ornar los templos de Santa Cruz de la Palma de imágenes embellecedoras de la Semana Santa.
La verdad, que la Danza de Enanos deslumbró a todos los presentes, a los mismos palmeros y a los que no lo son. Espectáculo inestimable que experimenta una metamorfosis, que hace enanos a unos personajes vestidos con trajes escamondares, que parece ser que se reorganizaron en el año 1.905, cuando un palmero llamado Miguel Salazar Pestana, lo presentó ante una regocijada y sorprendida multitud. El entramado urdido en torno a la alegría de La Palma, así como a todo aquello que la rodea, como si de la trama de una novela roseta se tratara, va revelándose con el paso de cada página. Una de las diferencias entre una y otra, nada sutil por cierto, es que los palmeros, enanos ideados por el autor de este genero literario, en un caso real como el que nos ocupa, tiene nombres y apellidos reales, desencajadas alegrías de hombres y mujeres palmeros, un color por encima de cualquier otro: el rojo esmeralda de las vestimenta de los enanos, que lucen lustros tras lustros, por quienes se han instalado en los mejor de la sapiencia del alma y del progreso de esa isla encantadora. Una burlesca, alegórica, prodigiosa, Danza de los Enanos, que a lo largo de su historia ha contado con los poetas: Domingo Carmona, Felipe Hidalgo, José Acosta, José Lozano, Manuel Henríquez, y con músicos de la familia Santos. De los Santos cabe destacar al Doctor Santos Abreu que escribió las loas de 1.905 a 1.930; Domingo Santos Rodríguez de 1.930 a 1.980; y sus nietos Elías Santos Pinto, y Domingo Santos García, en las ultimas bajadas.
La Orotava estaba presente en ese solemne lustro palmero, a través de las voces maravillosas de las corales polifónicas del “Liceo Taoro” y “Orotava” respectivamente, acomp
añando a la Orquesta de la Bajada, dirigida por mi buen amigo maestro Camacho. Su actuación fue sorprendente y muy bien trabajada a igual que lo hizo en la Bajada de 1.925 la Banda de Música Municipal de La Orotava, dirigida entonces por el inolvidable maestro Don Tomás Calamita y Manteca, que había sido arrebatado a La Palma por su hijo ilustre Don Antonio Lugo Masieu. Todo esto me empezó a ilusionar, al llegar al aeropuerto de Mazo, en una tarde en que el calor era agobiante, inundándome una bocanada de aire húmedo y caliente en que sientes mezclados el queroseno de aviación y un intenso vaho vegetal. En ese momento ya estaba en La Palma. Si llevas en la sangre alguna herencia de palmeros, de los de ida y vuelta, se puedes sentir que se revuelven en nuestras entrañas nostalgias imprevistas. La Palma es presa fácil para los juicios apresurados, parece un continente de miniatura, pues en ella se pueden encontrar las más variadas zonas climáticas, indudablemente una considerable parte de su superficie está a más de 2.000 metros de altura, con dos partes bien diferenciadas: La parte nordeste que se ve favorecida por los vientos alisios cargados de humedad y la suroeste mucho más seca y soleada. La gran tradición emigratoria del palmero ha hecho que la población haya crecido muy lentamente. En 1.787, la isla tenía 21.527 habitantes, en 1.860, 31.138, en 1.900, 41.994, en 1.950, 63.809 y en 1.990, 80.000. Un crecimiento inferior a la media nacional, debido a las masivas emigraciones a América e isla mayores de Canarias.
Las fiestas Lústrales de La Palma, se transcribe en su programa, que a suma de auritas, españoles y portugueses de los cuatros puntos, y europeos que buscaron y hallaron, nueva vida, formó un pueblo proletario y gozoso, evolución en causas de libertad y progreso, amante de la tradición. Reconocedor del comercio indiano y los consejos electos, el pueblo palmero abanderó las luchas de la razón y presumió de su capacidad para organizarse, gobernarse y divertirse. No obstante parece ser que las influencias culturales, ricas y diversas, forman un mosaico festivo al que se agregaron teatros y mascarones del Corpus, y danzas y regocijos de otras fechas de precepto, así me lo confirma mi estimado Tito Méndez, porque la Bajada de la Virgen de Las Nieves es un catalogo espiritual y formal, de cinco siglos de vida europea, que se muestra en reliquias del Siglo de Oro - Carro Alegórico y Triunfal - que supervivieron a sanciones eclesiásticas y reales, compuesta en cada lustro por autor local; en minués, exquisitos en partitura y puesta en escena; en la Loa de Llegada, de Rodríguez López y Alejandro Henríquez, glorias de La Palma romántica, y, sobre todo, la Danza de los Enanos, símbolo, imagen y música de las fiestas en honor de Santa María de Las Nieves.
Desde que logres zafarte del mundo acondicionado para el turista, empezarás a aproximarse La Palma, para sufrir severas penalidades cotidianas, lo que parece ser que se intenta poner en funcionamiento, creo que el palmero es cociente de preservar los logros indiscutibles en el verdor y aprovechar el nivel original de la isla. Así La Palma será hospitalaria y orgullosa, la sociedad insular que ha ido tejiendo los hilos de su historia en una constante aspiración de no exterminar la isla, para salvarla de la contorsión que sufren las demás.
La Palma para el siglo XXI, será la cúspide peculiar de viajeros que buscan esencia y particularidad de vida, La Palma es un universo de 730 kilómetros cuadrados, al norte del Archipiélago, que guarda todos los climas y paisajes de la región canaria: cráteres calientes, cimas de dos mil metros, hondos barrancos y valles placidos, acantilados, playas negras, pinares, bosque húmedos y tropicales; caseríos remotos, marineras villas, y una hermosa ciudad, construida bajo el patrón europeo, privilegiada en el comercio indiano, foco de liberalismo y desarrollo. En pleno siglo XVI se instalaron los primeros ingenios azucareros, en el Valle de Aridane y los Sauces, exportando notables cantidades de azúcar. También adquiere gran renombre el vino, sobre todo la célebre malvasía, citado por Shakespeace y otro literato de la época. Sin embargo la intensificación de la isla hace que sea atacada por famosos piratas de aquellos tiempos, como el francés Francois Le Clerc (Pata Palo) quien en 1.553 saqueó e incendió la Ciudad de Santa Cruz de La Palma destruyendo valiosísimos monumentos y archivos.
Y ya soy una cosa. Una cosa depositada en el suelo de una maravillosa casa del comienzo del siglo XX, antigua fabrica de tabaco, reconstruida por mi tío Ricardo, entre ropa recién lavada y macetas que hace tiempo que no distingo; una cosa más en medio de otras. Ya no me siento solo. Espero para presenciar el Minué, que cumple cincuentenario, originalmente se denominaba “Festival del Siglo XVIII”, representación “audiovisual” de corte neoclásico, últimamente de tonada popular canaria, palmera esencialmente, conocida por “Aires de Lima”. Abandono la Palma, si; pero no solo, sino entre las demás cosas presenciadas, cuyo destino es que muchos sonríen con cariño. Porque, la querida Palma, es frecuente hacerle cortesías a un acto como el “Carro Alegórico y Triunfal”, del maestro Don Luís Coviella Cuevas, elaborado con motivos marianos en honor de la patrona Palmera Nuestra Señora de Las Nieves, un acto que conecta directamente con la fe personal y colectiva, subordinándole; drama, montaje, música etc... Abandono La Palma, ni preguntar por la salud de mi apreciada tía Eladia, una madre muy conocida en Santa Cruz. Y ello, yo lo sé bien, como la danza de los Napoleónicos Palmero, que brindaron en una noche mágica. Exquisitez de una Danza de Enanos, adorable, embellecedora, alegradora, delante de la mansión continua a la misteriosa calle Real, de Tito Méndez, enano que lo fue por excelencia. Así, bajando hasta las cosas, uno comprende algo, aunque parece que todo es compresible. Hay, en efecto, días sin sol. Y están las noches, por supuesto, en que sería insensato sentarse en una terraza palmera, para recordar lo vivido en esa isla, durante la semana grande de los festejos lústrales, en evidencia a los famosos enanos napoleónicos, éxtasis de infantes y adultos.
ARTÍCULO DE: Bruno Juan Álvarez Abréu
Pasan las horas de hastío
Por la estancia familiar,
El amplio cuarto sombrío
Donde yo empecé a soñar.
(Antonio Machado)
Una conmovedora noche mágica palmera, una noche íntima de gratitud para una tía espléndida Eladia
La verdad, que la Danza de Enanos deslumbró a todos los presentes, a los mismos palmeros y a los que no lo son. Espectáculo inestimable que experimenta una metamorfosis, que hace enanos a unos personajes vestidos con trajes escamondares, que parece ser que se reorganizaron en el año 1.905, cuando un palmero llamado Miguel Salazar Pestana, lo presentó ante una regocijada y sorprendida multitud. El entramado urdido en torno a la alegría de La Palma, así como a todo aquello que la rodea, como si de la trama de una novela roseta se tratara, va revelándose con el paso de cada página. Una de las diferencias entre una y otra, nada sutil por cierto, es que los palmeros, enanos ideados por el autor de este genero literario, en un caso real como el que nos ocupa, tiene nombres y apellidos reales, desencajadas alegrías de hombres y mujeres palmeros, un color por encima de cualquier otro: el rojo esmeralda de las vestimenta de los enanos, que lucen lustros tras lustros, por quienes se han instalado en los mejor de la sapiencia del alma y del progreso de esa isla encantadora. Una burlesca, alegórica, prodigiosa, Danza de los Enanos, que a lo largo de su historia ha contado con los poetas: Domingo Carmona, Felipe Hidalgo, José Acosta, José Lozano, Manuel Henríquez, y con músicos de la familia Santos. De los Santos cabe destacar al Doctor Santos Abreu que escribió las loas de 1.905 a 1.930; Domingo Santos Rodríguez de 1.930 a 1.980; y sus nietos Elías Santos Pinto, y Domingo Santos García, en las ultimas bajadas.
La Orotava estaba presente en ese solemne lustro palmero, a través de las voces maravillosas de las corales polifónicas del “Liceo Taoro” y “Orotava” respectivamente, acomp
Las fiestas Lústrales de La Palma, se transcribe en su programa, que a suma de auritas, españoles y portugueses de los cuatros puntos, y europeos que buscaron y hallaron, nueva vida, formó un pueblo proletario y gozoso, evolución en causas de libertad y progreso, amante de la tradición. Reconocedor del comercio indiano y los consejos electos, el pueblo palmero abanderó las luchas de la razón y presumió de su capacidad para organizarse, gobernarse y divertirse. No obstante parece ser que las influencias culturales, ricas y diversas, forman un mosaico festivo al que se agregaron teatros y mascarones del Corpus, y danzas y regocijos de otras fechas de precepto, así me lo confirma mi estimado Tito Méndez, porque la Bajada de la Virgen de Las Nieves es un catalogo espiritual y formal, de cinco siglos de vida europea, que se muestra en reliquias del Siglo de Oro - Carro Alegórico y Triunfal - que supervivieron a sanciones eclesiásticas y reales, compuesta en cada lustro por autor local; en minués, exquisitos en partitura y puesta en escena; en la Loa de Llegada, de Rodríguez López y Alejandro Henríquez, glorias de La Palma romántica, y, sobre todo, la Danza de los Enanos, símbolo, imagen y música de las fiestas en honor de Santa María de Las Nieves.
Desde que logres zafarte del mundo acondicionado para el turista, empezarás a aproximarse La Palma, para sufrir severas penalidades cotidianas, lo que parece ser que se intenta poner en funcionamiento, creo que el palmero es cociente de preservar los logros indiscutibles en el verdor y aprovechar el nivel original de la isla. Así La Palma será hospitalaria y orgullosa, la sociedad insular que ha ido tejiendo los hilos de su historia en una constante aspiración de no exterminar la isla, para salvarla de la contorsión que sufren las demás.
La Palma para el siglo XXI, será la cúspide peculiar de viajeros que buscan esencia y particularidad de vida, La Palma es un universo de 730 kilómetros cuadrados, al norte del Archipiélago, que guarda todos los climas y paisajes de la región canaria: cráteres calientes, cimas de dos mil metros, hondos barrancos y valles placidos, acantilados, playas negras, pinares, bosque húmedos y tropicales; caseríos remotos, marineras villas, y una hermosa ciudad, construida bajo el patrón europeo, privilegiada en el comercio indiano, foco de liberalismo y desarrollo. En pleno siglo XVI se instalaron los primeros ingenios azucareros, en el Valle de Aridane y los Sauces, exportando notables cantidades de azúcar. También adquiere gran renombre el vino, sobre todo la célebre malvasía, citado por Shakespeace y otro literato de la época. Sin embargo la intensificación de la isla hace que sea atacada por famosos piratas de aquellos tiempos, como el francés Francois Le Clerc (Pata Palo) quien en 1.553 saqueó e incendió la Ciudad de Santa Cruz de La Palma destruyendo valiosísimos monumentos y archivos.
Y ya soy una cosa. Una cosa depositada en el suelo de una maravillosa casa del comienzo del siglo XX, antigua fabrica de tabaco, reconstruida por mi tío Ricardo, entre ropa recién lavada y macetas que hace tiempo que no distingo; una cosa más en medio de otras. Ya no me siento solo. Espero para presenciar el Minué, que cumple cincuentenario, originalmente se denominaba “Festival del Siglo XVIII”, representación “audiovisual” de corte neoclásico, últimamente de tonada popular canaria, palmera esencialmente, conocida por “Aires de Lima”. Abandono la Palma, si; pero no solo, sino entre las demás cosas presenciadas, cuyo destino es que muchos sonríen con cariño. Porque, la querida Palma, es frecuente hacerle cortesías a un acto como el “Carro Alegórico y Triunfal”, del maestro Don Luís Coviella Cuevas, elaborado con motivos marianos en honor de la patrona Palmera Nuestra Señora de Las Nieves, un acto que conecta directamente con la fe personal y colectiva, subordinándole; drama, montaje, música etc... Abandono La Palma, ni preguntar por la salud de mi apreciada tía Eladia, una madre muy conocida en Santa Cruz. Y ello, yo lo sé bien, como la danza de los Napoleónicos Palmero, que brindaron en una noche mágica. Exquisitez de una Danza de Enanos, adorable, embellecedora, alegradora, delante de la mansión continua a la misteriosa calle Real, de Tito Méndez, enano que lo fue por excelencia. Así, bajando hasta las cosas, uno comprende algo, aunque parece que todo es compresible. Hay, en efecto, días sin sol. Y están las noches, por supuesto, en que sería insensato sentarse en una terraza palmera, para recordar lo vivido en esa isla, durante la semana grande de los festejos lústrales, en evidencia a los famosos enanos napoleónicos, éxtasis de infantes y adultos.
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