MOCIÓN DE IPO
SOBRE RECONOCIMIENTO INSTITUCIONAL A LOS FUSILADOS POR EL FRANQUISMO EN LA OROTAVA
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
Si por algo se ha caracterizado el Ayuntamiento de La Orotava en el tema de la recuperación de la memoria histórica ha sido por una apuesta clara y decidida por rescatar del olvido impuesto hacia muchas personas que fueron represaliadas por el franquismo, particularmente a las trabajadoras de este Ayuntamiento a las que, debido a su militancia o simpatías con partidos de izquierda y organizaciones sindicales, fueron sometidas a diferentes grados de represalias. Asimismo se ha realizado un esfuerzo ejemplar en el cambio de denominación de calles con nombres ligados directamente a la dictadura y se ha procedido a la retirada de los símbolos fascistas que, en los espacios o edificios públicos del municipio, aún perduraban.
Unas acciones que, desde IpO, hemos tratado de impulsar, en nuestro firme convencimiento de que es necesario, y obligado, que este Ayuntamiento, representante democrático de los ciudadanos y ciudadanas de La Orotava, realice una labor de recuperación para la memoria colectiva del ejemplo y las luchas de una parte de sus ciudadanos y ciudadanas que no dudaron en arriesgar sus vidas para evitar la implantación del fascismo y en defensa del orden republicano, legal y democráticamente establecido.
En ese sentido, creemos conveniente que el Pleno de esta Corporación cierre este mandato con la realización de un homenaje institucional a cuatro personas, que perdieron su vida por su compromiso con la libertad y la democracia. Cuatro hombres, vecinos de La Orotava que, en 1940, hace ahora 70 años, fueron fusilados en el Barranco del Hierro, en Santa Cruz de Tenerife, condenados en un Consejo de Guerra realizado por los militares que se alzaron en armas contra la Segunda República.
Esta es la historia de estos cuatro hombres.
Lucio Illada Quintero.
Sin duda alguna, Lucio Illada Quintero fue el líder político y sindical más comprometido de nuestro municipio durante el período republicano. Su nacimiento tuvo lugar en la Calle Calvario, el 4 de octubre de 1900. Sus padres fueron Emiliano Illada Díaz, procurador, y Cecilia Quintero Martín. Era el cuarto de seis hermanos, que se educaron en el seno de una familia liberal y progresista, lo que favoreció el interés por la educación y la cultura, tanto de Lucio (que inició estudios de Derecho en la Universidad de La Laguna) como de sus hermanos.
Lucio Illada empezó a participar, desde muy joven, en la vida social y cultural de La Orotava. Ya en 1916 aparece como uno de los miembros que constituyen la Sociedad Instructiva Círculo Cervantes, de la que es elegido tesorero y, posteriormente, vicepresidente. Asimismo, participa en las actividades del Centro Instructivo Obrero de La Orotava, publicando artículos en el periódico de este Centro, “La Voz del Obrero”.
En 1923 es llamado a filas, obligándolo a incorporarse al ejército español, que en aquellos momentos estaba enfrascado en la Guerra de Marruecos, adonde fue destinado Lucio Illada. Lo injusto de aquella guerra y el elevado coste que estaba suponiendo para el Estado español, fueron argumentos suficientes para que los sectores progresistas del Estado, fundamentalmente el incipiente movimiento socialista y las organizaciones sindicales, reclamaran la retirada de la masacre que estaba suponiendo la Guerra de Marruecos. Lucio Illada, no sabemos si influenciado ya por esas posiciones –muy probablemente- decide desertar del Ejército español y, posiblemente huyó a zona francesa, para luego exiliarse en Cuba durante varios años.
Se da la paradoja de que, de vuelta a Canarias tuvo que volver al Ejército, reclamado para realizar el servicio militar, en 1928, precisamente en África. Una vez acabado el servicio militar vuelve a la vida social activa en su municipio y, en 1930 funda, con otros compañeros del Valle, el semanario “Decimos…”, del que será su director hasta 1931, en que deja de publicarse. Este periódico se convirtió, desde su primer número, en el medio de comunicación más crítico y mordaz contra la oligarquía local, especialmente contra los mandatarios dictatoriales del Valle y contra las diversas formas de caciquismo que perduraban en nuestra comarca. Asimismo, sirvió de aglutinante de los sectores obreros y se convirtió en el principal motor del socialismo en el Valle que, con el final de la Dictadura de Primo de Rivera y la proclamación de la II República, accede, con responsabilidades de gobierno, a los ayuntamientos del Valle.
Precisamente Lucio Illada es uno de los fundadores de la Agrupación Socialista de La Orotava, el 20 de marzo de 1931 y, un mes después es elegido primer presidente de la citada Agrupación. Su ya clara condición de militante activo y de liderazgo dentro de los sectores obreros y populares ligados al socialismo (desde febrero de 1931 era delegado de la Federación Obrera del Valle de la Orotava, cuya sede se encontraba en el Puerto de la Cruz, en nuestro municipio) lo lleva a participar, en calidad de organizador, en la campaña electoral que abre las puertas de la II República en el Estado español y el 16 de abril de 1931 es el orador principal en la masiva manifestación que recorre las calles de La Orotava con motivo de la proclamación de la República.
En abril de ese mismo año es nombrado gestor del Ayuntamiento de La Orotava y durante marzo y abril participa activamente en la campaña electoral municipal, dentro de las filas de la coalición entre republicanos y socialistas, siendo elegido concejal el 30 de mayo. Toma posesión como edil el 5 de junio y es nombrado primer teniente alcalde, vocal en la Mancomunidad del Valle de la Orotava, miembro de las Comisiones de Hacienda y del Servicio Eléctrico e Inspector de este último y de la Biblioteca Municipal. Ocupó el cargo de concejal hasta 1934, en que renuncia al mismo y, durante este tiempo podemos considerarlo como el concejal más activo de la Corporación, como atestiguan las Actas de Pleno municipales, ocupando, en numerosas ocasiones, la alcaldía de forma accidental.
En 1932 es nombrado secretario de la Federación de Trabajadores de Orotava, cargo que ocupó hasta 1936 y desde el cual realizó lo más intenso de su actividad política y sindical. Se dedica a asesorar a los trabajadores, fundamentalmente a los jornaleros, participa en los Jurados Mixtos y realiza cientos de denuncias en defensa de los derechos de los trabajadores.
A finales de agosto se produce una huelga agrícola general en el Valle de la Orotava, en la que los trabajadores tratan de defender los derechos adquiridos hasta ese momento (jornadas laborales, sueldos, garantías en los puestos de trabajo…). Posiblemente es la huelga más importante que se haya producido en la historia de nuestro Valle, no sólo porque movilizó a miles de trabajadores sino porque alcanzó un alto grado de confrontación. Lucio Illada es uno de los grandes protagonistas de esa huelga, junto con el que fuera el primer y único diputado comunista que ha tenido la provincia tinerfeña y secretario del Sindicato de Profesiones y Oficios Varios del barrio de San Antonio, del Puerto de la Cruz. Ambos formaron parte del Comité de Huelga, dirigiendo la misma. Lucio Illada tuvo que pasar a la clandestinidad en septiembre de 1934 y un mes después es detenido y enjuiciado en Consejo de Guerra por la causa 49 de 1934. En noviembre es puesto en libertad, para ser detenido, nuevamente, el 21 de enero de 1935 y el 30 de ese mismo mes es deportado a Gran Tarajal, en Fuerteventura, permaneciendo en dicho lugar hasta el mes de abril, en que regresa a Tenerife.
Durante 1935 despliega una intensa actividad sindical y desde abril de ese año figura ya como miembro del Partido Comunista de España, aunque sigue participando y dirigiendo la Agrupación Socialista y la Federación de Trabajadores de Orotava, afecta a la UGT. Lucio Illada es, en estos momentos, uno de los principales líderes del sindicalismo socialista en la Isla y, en marzo de 1936, después de participar muy activamente en la campaña del Frente Popular, es elegido gestor del Cabildo Insular de Tenerife y, posteriormente, el 13 de junio, Presidente de la Mancomunidad Provincial de Cabildos. Asimismo, en abril había sido elegido compromisario para la elección del Presidente de la República, con cuyo motivo viaja a Madrid el 2 de mayo. En su calidad de Presidente de la Mancomunidad Provincial de Cabildos, tuvo el privilegio de participar en los debates que se iniciaron sobre el Estatuto Regional para Canarias, cuyo objetivo era instaurar una amplia autonomía para Canarias, pero cuyo desarrollo se vio truncado por el golpe de estado del 18 de julio de 1936.
El 19 de julio de 1936, un día después del golpe militar, Lucio Illada, al igual que centenares de compañeros en las Islas, fue detenido y trasladado a uno de los barcos que se habían habilitado como prisión en el Puerto de Santa Cruz. En agosto de ese mismo año, el Gobernador Civil puesto por los militares, ordena su cese como funcionario del Ayuntamiento de La Orotava y se le destituye definitivamente de su empleo en 1937.
En agosto de 1936, Lucio Illada es deportado a Villa Cisneros, junto con un amplio grupo de cuadros y dirigentes sindicales y políticos. Desde allí es trasladado a La Güera, donde pasa algunos meses hasta que es devuelto nuevamente a Villa Cisneros. Allí, junto con el resto de confinados políticos y la mayor parte de los soldados de la guarnición, protagonizan, con éxito, una evasión que los llevará, después de capturar el vapor Viera y Clavijo, hasta Dakar y, desde allí pasarán a la zona dominada por los leales a la República. Lucio Illada fue uno de los dirigentes de la evasión, resultando herido de bala en una pierna en el encontronazo que se produjo ante la resistencia del alférez que estaba al mando de la guarnición de Villa Cisneros y que resultó muerto en ese incidente.
Una vez en la zona republicana, Lucio Illada se pone al servicio de la República desde su militancia comunista, pues desde julio de 1936 formaba parte del Comité Regional del PCE en Canarias. Es nombrado para ocupar un alto cargo en el Ministerio de Agricultura, concretamente jefe de la sección de cooperativas del mismo, y se dedica, también a auxiliar y ayudar a los canarios que se encontraban luchando en las filas republicanas. Desarrolló su actividad en Valencia y en Barcelona, formando parte, además, del Frente Antifascista de Canarias, del que es elegido presidente en julio de 1937.
Con la finalización de la Guerra Civil, es detenido en Valencia e ingresado en el tristemente célebre Campo de Concentración de Albatera, en Alicante. Desde allí será trasladado hasta Cádiz, para ser trasladado a Tenerife, ingresando en la Prisión de Fyffes el 23 de noviembre de 1939. Es enjuiciado en Consejo de Guerra, en la causa 96 de 1937, que juzgó a los evadidos de Villa Cisneros, y condenado a la pena de muerte. A pesar de las intensas gestiones de sus familiares para evitar su muerte, fue fusilado en la Batería de Barranco del Hierro el 13 de enero de 1940. Tenía 39 años cuando los militares sublevados contra la legalidad constitucional republicana le quitaron la vida. Una vida dedicada, enteramente, a la defensa de los derechos de los sectores más desfavorecidos de la sociedad, a la defensa de la libertad y de la justicia social. En su última carta, dirigida a sus hermanos, dice: “Ha sobrevenido ya el momento decisivo. Es la cadena que va arrastrando vidas irremisiblemente. Y que cada vida que se va, sirva para afianzar las de los que restan…”
Manuel Illada Quintero.
Hermano menor de Lucio Illada, Manuel o Manolo, como todos lo conocían, nació también en La Orotava, en 1902, en el número 46 de la Calle Calvario.
Manuel Illada cursó estudios de Magisterio y, al igual que su hermano Lucio, tuvo, desde joven, una intensa vocación política, social y cultural (fundamentalmente en el ámbito músico coral), lo que le lleva a ser elegido como vocal en la primera ejecutiva de la Agrupación Socialista de La Orotava, de la que también es fundador, en abril de 1931. Ya antes había colaborado en la publicación del periódico “Decimos…” y se había convertido en una de las personas comprometidas con la causa de los trabajadores en el Valle.
Fruto de su compromiso, de su militancia y de su formación, fue nombrado Delegado Regional del Trabajo en 1931, puesto desde el cual intervino en la resolución de numerosos conflictos laborales en Canarias. En noviembre de 1934 toma posesión como maestro nacional en Los Silos, lugar al que traslada su residencia, junto con su familia. Allí realiza una intensa labor profesional y política, pues forma parte de la ejecutiva local de la Agrupación Socialista y de la Federación Obrera.
El golpe de estado del 18 de julio lo sorprende en Los Silos, donde es detenido y trasladado a los barcos prisión fondeados en el Puerto de Santa Cruz. Desde allí es trasladado, en el vapor Viera y Clavijo, hasta el fuerte de Villa Cisneros, formando parte del grupo de prisioneros políticos que fueron confinados en esta guarnición. Paralelamente es destituido como maestro, con separación del empleo y pérdida del título.
Participa activamente en la gesta de la evasión de Villa Cisneros hacia Dakar y, posteriormente hacia Marsella, Francia, desde donde entra en zona republicana y llega hasta Valencia, donde vuelve a ejercer su profesión de maestro. Al finalizar la Guerra Civil es detenido e ingresado en la prisión Celular de Valencia, desde donde, posteriormente, es trasladado a Tenerife. Al igual que su hermano, se le incoa Consejo de Guerra, a través de la Causa 96 de 1937, acusándolo, como a los demás evadidos de Río de Oro, del delito de rebelión. A pesar de los esfuerzos de su familia, particularmente de su esposa, por salvarle la vida, es condenado a la pena de muerte. Se da la circunstancia que el propio Consejo de Guerra que lo juzgó solicitó la conmutación de la pena por la de reclusión perpetua, pero el propio Franco resolvió que se aplicara la pena de muerte. Fue fusilado a las siete horas del nueve de noviembre de 1940, diez meses después que su hermano Lucio. Dejó esposa y dos hijos pequeños. En su última carta, dirigida a su esposa Asunción, decía: “Me ha llegado el momento fatal. Tus supremos y heroicos esfuerzos han chocado con la insensible y ciega pasión de los humanos. La fiera sanguinaria, ansiosa de más sangre, ha hecho presa en otra víctima. Siempre obré con lealtad y nobleza. Muero sereno y tranquilo. Nuestros pequeños constituyen en esta hora, toda mi amargura y preocupación. Con infinitos besos y abrazos para todos. Adiós”.
Pedro Hernández Lorenzo Nacido en La Orotava, en la Villa Arriba, en 1907. De profesión carpintero, fue fundador y primer secretario del sindicato Trabajadores de la Construcción, afecto a la Federación de Trabajadores de Orotava, en julio de 1933. Asimismo, participó en la fundación de la Agrupación Socialista de La Orotava. Fue detenido por su actividad sindical durante la huelga general agrícola de 1934 en el Valle de la Orotava. Era miembro activo de la organización Izquierda Republicana Antifascista y participó activamente en las elecciones de febrero de 1936 que dieron la victoria al Frente Popular de Izquierdas.
Fue detenido en los días posteriores al 18 de julio de 1936 e ingresado como prisionero político, en los barcos prisión. Al igual que los anteriores, fue deportado a Villa Cisneros, participando activamente en la evasión que los llevaría a Dakar y, posteriormente, a la zona leal a la República. Durante la Guerra Civil luchó en el bando republicano hasta el final de la Guerra, en que es detenido nuevamente y trasladado a Tenerife. Fue juzgado en la Causa 96 de 1937 y condenado a la pena de muerte, por sentencia de 29 de noviembre de 1939, acusándolo de adhesión a la rebelión (o sea, la justicia al revés, los rebeldes, los que se rebelaron contra la legalidad institucional de la Segunda República lo condenan por el delito de rebelión). El 20 de agosto es entregado al piquete de ejecución y fusilado en el Barranco del Hierro.
Balbino San Millán López.
Balbino era natural de Bonanza, en la provincia española de Huesca. Nacido en 1901, vivió y se casó en La Orotava, donde tuvo dos hijos, Balbino y Teresa.
Era guardia municipal. Militante de la Agrupación Socialista. Por su militancia política y su condición de policía municipal, fue detenido inmediatamente después del golpe e ingresado en los barcos prisión del muelle de Santa Cruz.
Suspendido de empleo y sueldo, por orden del Gobernador Civil rebelde, el 19 de agosto de 1936. Se le instruye expediente de depuración política como trabajador municipal y es destituido de su puesto de trabajo.
Es trasladado, como deportado político, a Villa Cisneros donde, al igual que los anteriores, participó en la evasión de esta plaza militar española, pasando, posteriormente, a la zona republicana. Se le procesa, también, en la causa militar 96 de 1937 y se le condena, por el “delito” de adhesión a la rebelión, a la pena de muerte. El 20 de agosto es fusilado en el Barranco del Hierro, junto a Pedro Hernández Lorenzo y a otro compañero (Juan Ramos Muñoz). Los tres entregaron una última carta a sus compañeros de presidio, que decía: “Compañeros: vamos a morir como mueren los hombres que han vivido para defender un ideal noble y generoso, libre e igualitario y han luchado por una sociedad nueva, donde el fascismo y los fusilamientos sean un mal recuerdo del pasado. Moriremos de pie, sin vendas en los ojos, para verle la cara a los enemigos de la justicia, de la libertad y de la paz de los pueblos. Vamos a morir convencidos de que la luz de un nuevo amanecer brillará para todos los que hoy sufren bajo la oscura noche del fascismo”.
Balbino San Millán dejó mujer y dos hijos.
Estas son, muy sintetizadas, las vidas de estos cuatro hombres a los que el fascismo les arrebató la vida porque habían defendido, con absoluta honradez y entereza, la justicia social y la libertad por encima de cualquier otra cosa.
Desde IpO creemos que este año, en el que se cumplen 70 del fusilamiento de estos orotavenses, este Ayuntamiento, legítimo representante de la voluntad popular, debe honrar a estas personas que perdieron su vida luchando porque en este municipio, en este País y en este Estado, no se perdieran los espacios de libertad y de democracia que representaba la Segunda República. Entendemos que este Ayuntamiento democrático debe recuperar la memoria y el ejemplo de estos y tantos luchadores y luchadoras que fueron represaliados por el franquismo. Y proponemos que se realice un reconocimiento institucional a estos cuatro hombres, asesinados en plena juventud, nombrándolos, a Lucio Illada Quintero, por su intensa e importante trayectoria política y por su entrega total a la causa de la libertad, hijo predilecto de este municipio y a Manuel Illada Quintero, Pedro Hernández Lorenzo y Balbino San Millán López, villeros de honor. Sus méritos no son otros que el de entregar su propia vida por la defensa de la democracia frente al fascismo. Algo que, en la historia de La Orotava sólo ha sucedido en estos cuatro hombres. Sirva su ejemplo, además, para que, a través de sus personas, este Ayuntamiento haga un reconocimiento público a los centenares de vecinos y vecinas de nuestro municipio que, de una u otra forma, fueron represaliados por el fascismo, por su militancia o simpatías políticas o sindicales, por sus ideas.
Por todo ello, elevamos al Pleno de la Corporación, para su aprobación si procede, el texto de la siguiente moción:
TEXTO DE LA MOCIÓN
1.- El Ayuntamiento de La Orotava acuerda, de conformidad con los méritos expuestos en el cuerpo de la presente moción, aprobar el nombramiento de Hijo Predilecto, a título póstumo, en la persona de Lucio Illada Quintero.
2.- El Ayuntamiento de La Orotava acuerda, de conformidad con los méritos expuestos en el cuerpo de la presente moción, aprobar el nombramiento de Villero de Honor, a título póstumo, en la persona de Manuel Illada Quintero.
3.- El Ayuntamiento de La Orotava acuerda, de conformidad con los méritos expuestos en el cuerpo de la presente moción, aprobar el nombramiento de Villero de Honor, a título póstumo, en la persona de Pedro Hernández Lorenzo.
4.- El Ayuntamiento de La Orotava acuerda, de conformidad con los méritos expuestos en el cuerpo de la presente moción, aprobar el nombramiento de Villero de Honor, a título póstumo, en la persona de Balbino San Millán López.
SOBRE RECONOCIMIENTO INSTITUCIONAL A LOS FUSILADOS POR EL FRANQUISMO EN LA OROTAVA
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
Si por algo se ha caracterizado el Ayuntamiento de La Orotava en el tema de la recuperación de la memoria histórica ha sido por una apuesta clara y decidida por rescatar del olvido impuesto hacia muchas personas que fueron represaliadas por el franquismo, particularmente a las trabajadoras de este Ayuntamiento a las que, debido a su militancia o simpatías con partidos de izquierda y organizaciones sindicales, fueron sometidas a diferentes grados de represalias. Asimismo se ha realizado un esfuerzo ejemplar en el cambio de denominación de calles con nombres ligados directamente a la dictadura y se ha procedido a la retirada de los símbolos fascistas que, en los espacios o edificios públicos del municipio, aún perduraban.
Unas acciones que, desde IpO, hemos tratado de impulsar, en nuestro firme convencimiento de que es necesario, y obligado, que este Ayuntamiento, representante democrático de los ciudadanos y ciudadanas de La Orotava, realice una labor de recuperación para la memoria colectiva del ejemplo y las luchas de una parte de sus ciudadanos y ciudadanas que no dudaron en arriesgar sus vidas para evitar la implantación del fascismo y en defensa del orden republicano, legal y democráticamente establecido.
En ese sentido, creemos conveniente que el Pleno de esta Corporación cierre este mandato con la realización de un homenaje institucional a cuatro personas, que perdieron su vida por su compromiso con la libertad y la democracia. Cuatro hombres, vecinos de La Orotava que, en 1940, hace ahora 70 años, fueron fusilados en el Barranco del Hierro, en Santa Cruz de Tenerife, condenados en un Consejo de Guerra realizado por los militares que se alzaron en armas contra la Segunda República.
Esta es la historia de estos cuatro hombres.
Lucio Illada Quintero.
Sin duda alguna, Lucio Illada Quintero fue el líder político y sindical más comprometido de nuestro municipio durante el período republicano. Su nacimiento tuvo lugar en la Calle Calvario, el 4 de octubre de 1900. Sus padres fueron Emiliano Illada Díaz, procurador, y Cecilia Quintero Martín. Era el cuarto de seis hermanos, que se educaron en el seno de una familia liberal y progresista, lo que favoreció el interés por la educación y la cultura, tanto de Lucio (que inició estudios de Derecho en la Universidad de La Laguna) como de sus hermanos.
Lucio Illada empezó a participar, desde muy joven, en la vida social y cultural de La Orotava. Ya en 1916 aparece como uno de los miembros que constituyen la Sociedad Instructiva Círculo Cervantes, de la que es elegido tesorero y, posteriormente, vicepresidente. Asimismo, participa en las actividades del Centro Instructivo Obrero de La Orotava, publicando artículos en el periódico de este Centro, “La Voz del Obrero”.
En 1923 es llamado a filas, obligándolo a incorporarse al ejército español, que en aquellos momentos estaba enfrascado en la Guerra de Marruecos, adonde fue destinado Lucio Illada. Lo injusto de aquella guerra y el elevado coste que estaba suponiendo para el Estado español, fueron argumentos suficientes para que los sectores progresistas del Estado, fundamentalmente el incipiente movimiento socialista y las organizaciones sindicales, reclamaran la retirada de la masacre que estaba suponiendo la Guerra de Marruecos. Lucio Illada, no sabemos si influenciado ya por esas posiciones –muy probablemente- decide desertar del Ejército español y, posiblemente huyó a zona francesa, para luego exiliarse en Cuba durante varios años.
Se da la paradoja de que, de vuelta a Canarias tuvo que volver al Ejército, reclamado para realizar el servicio militar, en 1928, precisamente en África. Una vez acabado el servicio militar vuelve a la vida social activa en su municipio y, en 1930 funda, con otros compañeros del Valle, el semanario “Decimos…”, del que será su director hasta 1931, en que deja de publicarse. Este periódico se convirtió, desde su primer número, en el medio de comunicación más crítico y mordaz contra la oligarquía local, especialmente contra los mandatarios dictatoriales del Valle y contra las diversas formas de caciquismo que perduraban en nuestra comarca. Asimismo, sirvió de aglutinante de los sectores obreros y se convirtió en el principal motor del socialismo en el Valle que, con el final de la Dictadura de Primo de Rivera y la proclamación de la II República, accede, con responsabilidades de gobierno, a los ayuntamientos del Valle.
Precisamente Lucio Illada es uno de los fundadores de la Agrupación Socialista de La Orotava, el 20 de marzo de 1931 y, un mes después es elegido primer presidente de la citada Agrupación. Su ya clara condición de militante activo y de liderazgo dentro de los sectores obreros y populares ligados al socialismo (desde febrero de 1931 era delegado de la Federación Obrera del Valle de la Orotava, cuya sede se encontraba en el Puerto de la Cruz, en nuestro municipio) lo lleva a participar, en calidad de organizador, en la campaña electoral que abre las puertas de la II República en el Estado español y el 16 de abril de 1931 es el orador principal en la masiva manifestación que recorre las calles de La Orotava con motivo de la proclamación de la República.
En abril de ese mismo año es nombrado gestor del Ayuntamiento de La Orotava y durante marzo y abril participa activamente en la campaña electoral municipal, dentro de las filas de la coalición entre republicanos y socialistas, siendo elegido concejal el 30 de mayo. Toma posesión como edil el 5 de junio y es nombrado primer teniente alcalde, vocal en la Mancomunidad del Valle de la Orotava, miembro de las Comisiones de Hacienda y del Servicio Eléctrico e Inspector de este último y de la Biblioteca Municipal. Ocupó el cargo de concejal hasta 1934, en que renuncia al mismo y, durante este tiempo podemos considerarlo como el concejal más activo de la Corporación, como atestiguan las Actas de Pleno municipales, ocupando, en numerosas ocasiones, la alcaldía de forma accidental.
En 1932 es nombrado secretario de la Federación de Trabajadores de Orotava, cargo que ocupó hasta 1936 y desde el cual realizó lo más intenso de su actividad política y sindical. Se dedica a asesorar a los trabajadores, fundamentalmente a los jornaleros, participa en los Jurados Mixtos y realiza cientos de denuncias en defensa de los derechos de los trabajadores.
A finales de agosto se produce una huelga agrícola general en el Valle de la Orotava, en la que los trabajadores tratan de defender los derechos adquiridos hasta ese momento (jornadas laborales, sueldos, garantías en los puestos de trabajo…). Posiblemente es la huelga más importante que se haya producido en la historia de nuestro Valle, no sólo porque movilizó a miles de trabajadores sino porque alcanzó un alto grado de confrontación. Lucio Illada es uno de los grandes protagonistas de esa huelga, junto con el que fuera el primer y único diputado comunista que ha tenido la provincia tinerfeña y secretario del Sindicato de Profesiones y Oficios Varios del barrio de San Antonio, del Puerto de la Cruz. Ambos formaron parte del Comité de Huelga, dirigiendo la misma. Lucio Illada tuvo que pasar a la clandestinidad en septiembre de 1934 y un mes después es detenido y enjuiciado en Consejo de Guerra por la causa 49 de 1934. En noviembre es puesto en libertad, para ser detenido, nuevamente, el 21 de enero de 1935 y el 30 de ese mismo mes es deportado a Gran Tarajal, en Fuerteventura, permaneciendo en dicho lugar hasta el mes de abril, en que regresa a Tenerife.
Durante 1935 despliega una intensa actividad sindical y desde abril de ese año figura ya como miembro del Partido Comunista de España, aunque sigue participando y dirigiendo la Agrupación Socialista y la Federación de Trabajadores de Orotava, afecta a la UGT. Lucio Illada es, en estos momentos, uno de los principales líderes del sindicalismo socialista en la Isla y, en marzo de 1936, después de participar muy activamente en la campaña del Frente Popular, es elegido gestor del Cabildo Insular de Tenerife y, posteriormente, el 13 de junio, Presidente de la Mancomunidad Provincial de Cabildos. Asimismo, en abril había sido elegido compromisario para la elección del Presidente de la República, con cuyo motivo viaja a Madrid el 2 de mayo. En su calidad de Presidente de la Mancomunidad Provincial de Cabildos, tuvo el privilegio de participar en los debates que se iniciaron sobre el Estatuto Regional para Canarias, cuyo objetivo era instaurar una amplia autonomía para Canarias, pero cuyo desarrollo se vio truncado por el golpe de estado del 18 de julio de 1936.
El 19 de julio de 1936, un día después del golpe militar, Lucio Illada, al igual que centenares de compañeros en las Islas, fue detenido y trasladado a uno de los barcos que se habían habilitado como prisión en el Puerto de Santa Cruz. En agosto de ese mismo año, el Gobernador Civil puesto por los militares, ordena su cese como funcionario del Ayuntamiento de La Orotava y se le destituye definitivamente de su empleo en 1937.
En agosto de 1936, Lucio Illada es deportado a Villa Cisneros, junto con un amplio grupo de cuadros y dirigentes sindicales y políticos. Desde allí es trasladado a La Güera, donde pasa algunos meses hasta que es devuelto nuevamente a Villa Cisneros. Allí, junto con el resto de confinados políticos y la mayor parte de los soldados de la guarnición, protagonizan, con éxito, una evasión que los llevará, después de capturar el vapor Viera y Clavijo, hasta Dakar y, desde allí pasarán a la zona dominada por los leales a la República. Lucio Illada fue uno de los dirigentes de la evasión, resultando herido de bala en una pierna en el encontronazo que se produjo ante la resistencia del alférez que estaba al mando de la guarnición de Villa Cisneros y que resultó muerto en ese incidente.
Una vez en la zona republicana, Lucio Illada se pone al servicio de la República desde su militancia comunista, pues desde julio de 1936 formaba parte del Comité Regional del PCE en Canarias. Es nombrado para ocupar un alto cargo en el Ministerio de Agricultura, concretamente jefe de la sección de cooperativas del mismo, y se dedica, también a auxiliar y ayudar a los canarios que se encontraban luchando en las filas republicanas. Desarrolló su actividad en Valencia y en Barcelona, formando parte, además, del Frente Antifascista de Canarias, del que es elegido presidente en julio de 1937.
Con la finalización de la Guerra Civil, es detenido en Valencia e ingresado en el tristemente célebre Campo de Concentración de Albatera, en Alicante. Desde allí será trasladado hasta Cádiz, para ser trasladado a Tenerife, ingresando en la Prisión de Fyffes el 23 de noviembre de 1939. Es enjuiciado en Consejo de Guerra, en la causa 96 de 1937, que juzgó a los evadidos de Villa Cisneros, y condenado a la pena de muerte. A pesar de las intensas gestiones de sus familiares para evitar su muerte, fue fusilado en la Batería de Barranco del Hierro el 13 de enero de 1940. Tenía 39 años cuando los militares sublevados contra la legalidad constitucional republicana le quitaron la vida. Una vida dedicada, enteramente, a la defensa de los derechos de los sectores más desfavorecidos de la sociedad, a la defensa de la libertad y de la justicia social. En su última carta, dirigida a sus hermanos, dice: “Ha sobrevenido ya el momento decisivo. Es la cadena que va arrastrando vidas irremisiblemente. Y que cada vida que se va, sirva para afianzar las de los que restan…”
Manuel Illada Quintero.
Hermano menor de Lucio Illada, Manuel o Manolo, como todos lo conocían, nació también en La Orotava, en 1902, en el número 46 de la Calle Calvario.
Manuel Illada cursó estudios de Magisterio y, al igual que su hermano Lucio, tuvo, desde joven, una intensa vocación política, social y cultural (fundamentalmente en el ámbito músico coral), lo que le lleva a ser elegido como vocal en la primera ejecutiva de la Agrupación Socialista de La Orotava, de la que también es fundador, en abril de 1931. Ya antes había colaborado en la publicación del periódico “Decimos…” y se había convertido en una de las personas comprometidas con la causa de los trabajadores en el Valle.
Fruto de su compromiso, de su militancia y de su formación, fue nombrado Delegado Regional del Trabajo en 1931, puesto desde el cual intervino en la resolución de numerosos conflictos laborales en Canarias. En noviembre de 1934 toma posesión como maestro nacional en Los Silos, lugar al que traslada su residencia, junto con su familia. Allí realiza una intensa labor profesional y política, pues forma parte de la ejecutiva local de la Agrupación Socialista y de la Federación Obrera.
El golpe de estado del 18 de julio lo sorprende en Los Silos, donde es detenido y trasladado a los barcos prisión fondeados en el Puerto de Santa Cruz. Desde allí es trasladado, en el vapor Viera y Clavijo, hasta el fuerte de Villa Cisneros, formando parte del grupo de prisioneros políticos que fueron confinados en esta guarnición. Paralelamente es destituido como maestro, con separación del empleo y pérdida del título.
Participa activamente en la gesta de la evasión de Villa Cisneros hacia Dakar y, posteriormente hacia Marsella, Francia, desde donde entra en zona republicana y llega hasta Valencia, donde vuelve a ejercer su profesión de maestro. Al finalizar la Guerra Civil es detenido e ingresado en la prisión Celular de Valencia, desde donde, posteriormente, es trasladado a Tenerife. Al igual que su hermano, se le incoa Consejo de Guerra, a través de la Causa 96 de 1937, acusándolo, como a los demás evadidos de Río de Oro, del delito de rebelión. A pesar de los esfuerzos de su familia, particularmente de su esposa, por salvarle la vida, es condenado a la pena de muerte. Se da la circunstancia que el propio Consejo de Guerra que lo juzgó solicitó la conmutación de la pena por la de reclusión perpetua, pero el propio Franco resolvió que se aplicara la pena de muerte. Fue fusilado a las siete horas del nueve de noviembre de 1940, diez meses después que su hermano Lucio. Dejó esposa y dos hijos pequeños. En su última carta, dirigida a su esposa Asunción, decía: “Me ha llegado el momento fatal. Tus supremos y heroicos esfuerzos han chocado con la insensible y ciega pasión de los humanos. La fiera sanguinaria, ansiosa de más sangre, ha hecho presa en otra víctima. Siempre obré con lealtad y nobleza. Muero sereno y tranquilo. Nuestros pequeños constituyen en esta hora, toda mi amargura y preocupación. Con infinitos besos y abrazos para todos. Adiós”.
Pedro Hernández Lorenzo Nacido en La Orotava, en la Villa Arriba, en 1907. De profesión carpintero, fue fundador y primer secretario del sindicato Trabajadores de la Construcción, afecto a la Federación de Trabajadores de Orotava, en julio de 1933. Asimismo, participó en la fundación de la Agrupación Socialista de La Orotava. Fue detenido por su actividad sindical durante la huelga general agrícola de 1934 en el Valle de la Orotava. Era miembro activo de la organización Izquierda Republicana Antifascista y participó activamente en las elecciones de febrero de 1936 que dieron la victoria al Frente Popular de Izquierdas.
Fue detenido en los días posteriores al 18 de julio de 1936 e ingresado como prisionero político, en los barcos prisión. Al igual que los anteriores, fue deportado a Villa Cisneros, participando activamente en la evasión que los llevaría a Dakar y, posteriormente, a la zona leal a la República. Durante la Guerra Civil luchó en el bando republicano hasta el final de la Guerra, en que es detenido nuevamente y trasladado a Tenerife. Fue juzgado en la Causa 96 de 1937 y condenado a la pena de muerte, por sentencia de 29 de noviembre de 1939, acusándolo de adhesión a la rebelión (o sea, la justicia al revés, los rebeldes, los que se rebelaron contra la legalidad institucional de la Segunda República lo condenan por el delito de rebelión). El 20 de agosto es entregado al piquete de ejecución y fusilado en el Barranco del Hierro.
Balbino San Millán López.
Balbino era natural de Bonanza, en la provincia española de Huesca. Nacido en 1901, vivió y se casó en La Orotava, donde tuvo dos hijos, Balbino y Teresa.
Era guardia municipal. Militante de la Agrupación Socialista. Por su militancia política y su condición de policía municipal, fue detenido inmediatamente después del golpe e ingresado en los barcos prisión del muelle de Santa Cruz.
Suspendido de empleo y sueldo, por orden del Gobernador Civil rebelde, el 19 de agosto de 1936. Se le instruye expediente de depuración política como trabajador municipal y es destituido de su puesto de trabajo.
Es trasladado, como deportado político, a Villa Cisneros donde, al igual que los anteriores, participó en la evasión de esta plaza militar española, pasando, posteriormente, a la zona republicana. Se le procesa, también, en la causa militar 96 de 1937 y se le condena, por el “delito” de adhesión a la rebelión, a la pena de muerte. El 20 de agosto es fusilado en el Barranco del Hierro, junto a Pedro Hernández Lorenzo y a otro compañero (Juan Ramos Muñoz). Los tres entregaron una última carta a sus compañeros de presidio, que decía: “Compañeros: vamos a morir como mueren los hombres que han vivido para defender un ideal noble y generoso, libre e igualitario y han luchado por una sociedad nueva, donde el fascismo y los fusilamientos sean un mal recuerdo del pasado. Moriremos de pie, sin vendas en los ojos, para verle la cara a los enemigos de la justicia, de la libertad y de la paz de los pueblos. Vamos a morir convencidos de que la luz de un nuevo amanecer brillará para todos los que hoy sufren bajo la oscura noche del fascismo”.
Balbino San Millán dejó mujer y dos hijos.
Estas son, muy sintetizadas, las vidas de estos cuatro hombres a los que el fascismo les arrebató la vida porque habían defendido, con absoluta honradez y entereza, la justicia social y la libertad por encima de cualquier otra cosa.
Desde IpO creemos que este año, en el que se cumplen 70 del fusilamiento de estos orotavenses, este Ayuntamiento, legítimo representante de la voluntad popular, debe honrar a estas personas que perdieron su vida luchando porque en este municipio, en este País y en este Estado, no se perdieran los espacios de libertad y de democracia que representaba la Segunda República. Entendemos que este Ayuntamiento democrático debe recuperar la memoria y el ejemplo de estos y tantos luchadores y luchadoras que fueron represaliados por el franquismo. Y proponemos que se realice un reconocimiento institucional a estos cuatro hombres, asesinados en plena juventud, nombrándolos, a Lucio Illada Quintero, por su intensa e importante trayectoria política y por su entrega total a la causa de la libertad, hijo predilecto de este municipio y a Manuel Illada Quintero, Pedro Hernández Lorenzo y Balbino San Millán López, villeros de honor. Sus méritos no son otros que el de entregar su propia vida por la defensa de la democracia frente al fascismo. Algo que, en la historia de La Orotava sólo ha sucedido en estos cuatro hombres. Sirva su ejemplo, además, para que, a través de sus personas, este Ayuntamiento haga un reconocimiento público a los centenares de vecinos y vecinas de nuestro municipio que, de una u otra forma, fueron represaliados por el fascismo, por su militancia o simpatías políticas o sindicales, por sus ideas.
Por todo ello, elevamos al Pleno de la Corporación, para su aprobación si procede, el texto de la siguiente moción:
TEXTO DE LA MOCIÓN
1.- El Ayuntamiento de La Orotava acuerda, de conformidad con los méritos expuestos en el cuerpo de la presente moción, aprobar el nombramiento de Hijo Predilecto, a título póstumo, en la persona de Lucio Illada Quintero.
2.- El Ayuntamiento de La Orotava acuerda, de conformidad con los méritos expuestos en el cuerpo de la presente moción, aprobar el nombramiento de Villero de Honor, a título póstumo, en la persona de Manuel Illada Quintero.
3.- El Ayuntamiento de La Orotava acuerda, de conformidad con los méritos expuestos en el cuerpo de la presente moción, aprobar el nombramiento de Villero de Honor, a título póstumo, en la persona de Pedro Hernández Lorenzo.
4.- El Ayuntamiento de La Orotava acuerda, de conformidad con los méritos expuestos en el cuerpo de la presente moción, aprobar el nombramiento de Villero de Honor, a título póstumo, en la persona de Balbino San Millán López.
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