DON AMÉRICO GARCÍA NUÑEZ
ARTÍCULO DE: Bruno Juan Álvarez Abréu
Nació el 10 de agosto de 1946 en el seno de una familia emprendedora.Sus padres, Don Casiano García y

Doña Soledad Núñez, regentaban una venta en los altos de La Orotava.Ambos progenitores impartieron a sus hijos una austera educación basada en la consagración al trabajo duro y perseverante como única vía para el triunfo en la vida y los negocios.Gracias a esa herencia familiar, y tal vez por habitar en aquellas alturas, frente a los abiertos horizontes del mar, nació en el joven Américo su vocación: el llamado irresistible a crear y fundar, sin poner límites a la imaginación emprendedora.
En el deporte concretamente en el deporte de Luchas Canarias fue un gran luchador a igual que sus hermanos; Amilcar y Quico, formaron parte del desaparecido club de lucha de La Orotava El Hespéride.
Y tanto fue así, que ya en 1969, terminada la mili y con apenas 23 años, funda su primera empresa dedicada a la ferralla o elaboración de hierro.A partir de ahí comienza su carrera imparable hacia el éxito: la creación de las empresas de construcciones Hnos. García Núñez S.A. y Los Aceviños S.L., junto con su hermano Amílcar, otro emprendedor nato; el restaurante Casa de Miranda en el Puerto de la Cruz; Las Bodegas El Penitente, en los antiguos dominios de la finca La Habanera, o el Centro Médico Quiquirá en la propia villa de La Orotava.En estos momentos aborda los grandes proyectos del Centro Comercial Lercaro integrado a la zona comercial de La Orotava Centro; la apasionante perspectiva de un hotel de alta gama en los parajes del Risco de Oro, en el Puerto d

e la Cruz, y la producción de vino Malvasía en la nueva finca San Clemente, ubicada junto a un risco marino en las costas de Santa Úrsula.Luego de culminada la alta formación académica de sus tres hijos, e integrados estos a la vida laboral, Don Américo no piensa aún en un merecido retiro. Lejos de eso, se consagra cada día con su fértil imaginación a la búsqueda de nuevas alternativas en estos tiempos de crisis.Y tiene, además, la recompensa de la felicidad familiar. Su mujer, sus hijos, sus cosas más queridas, entre ellas la finca favorita, La Habanera. Y el regalo de una nieta que ya cumplió el año y sabe llamarlo abuelo.La vida de Don Américo García Núñez ejemplifica la de tantos otros soñadores de estas Islas Canarias que han sabido imponerse a las circunstancias y utilizar sus días para crear riqueza. Una prosperidad de la que todos hemos sido beneficiarios.
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