viernes, 28 de mayo de 2010

ART. DE UN PORTUENSE,

¿RECUERDAN AQUEL CASO JURÍDICO DE LA NIÑA PIEDAD?

ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros


Ya ha transcurrido tanto tiempo que hasta se les haya podido olvidar, a algunos y algunas de los que tuvieron conocimiento y parte en ello, de aquellos crueles hechos acaecidos en torno a la niña aquella, arrebatada alevosamente a una familia estable en el norte de Tenerife, concretamente en la Orotava, por expresa orden judicial. Aquella inocente niña que tuvo la desgracia de haber nacido en un infierno y en una sociedad casi deshumanizada, donde las gentes se insensibiliza fácilmente cuando oyen repetidas veces hablar trágicamente de abusos cometidos, de injusticias nada convencional, de abandonos y desprecios, como en el caso que nos ocupa. Experiencias tan lamentables y de negativas repercusiones políticas, jurídicas, sociales, cívicas y por ende inhumanas.
A nadie se le encogió el corazón del mismo sufrimiento e impotencia, ante aquellos “representantes” causantes del calvario que sigue sufriendo Piedad y su atribulada familia de la Orotava. Y, ¿por qué no decirlo, también de la inmensa mayoría de amigos y conocidos del drama? Que sufrimos tanta humillación y desprecio.
Sí, es muy posible que ya muchos se hayan acostumbrado a oír hablar del caso, como otros tantos temas que acaban archivándose injustamente.
Me pregunto, ¿Qué será de esa criatura cuando sea una mujer mayor de edad? ¿Qué están haciendo con ella? Y, ¿acaso ignoran que somos muchos, principalmente su familia de acogida, los que le esperamos para devolverle toda la felicidad que le han usurpado, posiblemente por apañados formulismos?, ¿o pudiera ser, por maldad y crueles venganzas personales y envidias?
No acaban de encajar las piezas de ese malévolo puzle, algo ha fallado. Aquí, en nuestras Islas Canarias, la Justicia nunca fue tan radical, más bien sí generosa; y no lo es más por narices, ¿verdad? Mas, hay que callar y seguir soportando tanto escarnio y abusos de poder. La inconsciencia que ha arruinado, que es un hecho indiscutible, el futuro de una niña que lo iba a tener todo.
Repito, ¿ignoran que le vamos a seguir esperando todo el tiempo que sea necesario hasta tenerla con nosotros?
Se ha sentado un vergonzoso precedente, eso es evidente, una mancha luctuosa sobre nuestra sociedad, entre personas consientes, tizne que va creciendo cada día más, aventajando su inmoralidad a la verdadera Justicia del hombre. Fruto de la hipocresía y falta de escrúpulos de aquellas personas en las que creíamos y en las cuales pusimos todas nuestras esperanzas, pero, unas tras otras nos han fallado. Ahora miran hacia el otro lado, no sienten ni padecen cuál es el pertinaz sufrimiento de esa pobre niña. ¿Qué esperan de ella? Para esas personas aludidas, seres de diferentes criterios humanos, les da todo igual.
¡No olviden que, con la vara que midan serán medidos!
Ya ni sé, si estoy predicando en el desierto, no sé, si mis sentidas y dolidas palabras tendrán eco alguno… Lo que sí sé es que los “muchos” que aún estamos con la niña PIEDAD y con Soledad Perera, vamos a resistir, vamos a unirnos más. Y ya dije antes, vamos a esperar por ella hasta cuando Dios quiera y le compensaremos el daño y tanto horror sufrido en su despreciada niñez Vamos a compensarle con todo nuestro cariño desde donde estemos entonces.
Lamentablemente, de nada ha servido la condición de indefensión e inocencia de la niña para la justicia. Como si les repeliera la palabra piedad. ¡Qué paradójico!
Hasta aquí, esta reseña ha sido publicada por el Periódico EL DÍA, recientemente, o sea, con fecha: martes 25 de mayo de este mismo año, hago la observación consiguiente para distanciarme de la nueva noticia al absolver a Soledad Perera Pérez del equivocado delito de desobediencia jurídica, después de la señalada fecha.
Nos alegramos profundamente del estado libre de Soledad en ese dramático caso. Pero es imposible creer que exista felicidad alguna mientras Piedad no esté entre nosotros, es fácil de entender, aún está su habitación como mismo la dejó hace ya tanto tiempo, todas sus cosas están esperándola, e igual que tantos amigos de su familia, familiares y conocidos; se puede decir que todo el norte de Tenerife y demás pueblos y ciudades de nuestras islas.
El pasado año, por estas mismas fechas, previas a la Semana Santa, estaba casi seguro que la liberarían, que como un gesto de amor a Dios se compadecerían y nos la devolvían… No fue así, no era el momento, seguramente. Este año, amparados por nuestra fe, seguiremos rogando al Cielo. Y si tampoco va a ser posible, esperaremos cuanto tiempo sea necesario. Comenzamos a creer algo en la Justicia de los hombres de buena fe. Muchas gracias, de corazón, anticipadas…

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