"ES EL MORBO, AMIGO"
ARTÍCULO DE: Lorenzo de Ara Rodríguez
Un amigo de La Orotava se entretiene de vez en cuando mirando los plenos del Ayuntamiento de Puerto de la Cruz a través de la televisión. Se entretiene. Quiero decir que se ríe, se descojona, se parte de risa en la sala de su casa. Y no sólo los ve esa tarde, esa noche o esa mañana. El entretenimiento llega a tal grado de satisfacción, que cuando enciende el televisor y comprueba que una vez más están repitiendo la insana sesión, el villero apalanca su cuerpo en el asiento para volver a deleitarse con las declaraciones, gestos y alaridos (preferentemente) de los protagonistas.
Mi amigo es un apasionado de la política. Pero la cultura guerracivilista que se ha mantenido viva y saludable en el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz desde hace varias décadas, ha conseguido afianzar en él la creencia de que los insultos, amenazas y malos modos de las sesiones plenarias son el reflejo de la verdadera sociedad portuense.
Un servidor le responde que no es así. Pero él insiste con rotundidad. Y argumenta.
El Gobierno es una apisonadora. La oposición un desguace. Las intervenciones de unos y otros responden exclusivamente al odio que se profesan. La intransigencia cobra forma. Las palabras tienen veneno. La culpabilidad es notable y, sin embargo, los dos, gobierno y oposición, quieren salvarse de la hoguera, de la condena, del ostracismo.
El villero observa que todo está hecho para alegrar a los más radicales. Como si la política en Puerto de la cruz se hiciera en el muelle, en la plaza del Charco, pero nunca en los hoteles, en las ferias turísticas, en las reuniones del Cabildo o del Gobierno de Canarias. El villero entiende que las sesiones plenarias del Consistorio de mi pueblo hacen mucho daño a la ciudad, a sus gentes.
Y yo le pregunto, con humildad, susurrante, a la defensiva: ¿Entonces por qué te ríes? ¿Por qué sigues viviendo esa puesta en escena del odio más visceral en un Ayuntamiento arruinado y desprovisto de humanidad? ¿Por qué no apagas la televisión? ¿Por qué no pasas la página del periódico donde se recoge la abominación? ¿Por qué no dejas de escuchar la radio que emite las declaraciones de los protagonistas?
Su respuesta es clara: “Es el morbo, amigo”.
Algún día, espero que no muy lejano, esas formaciones políticas atrofiadas, esos líderes apolillados y con indigencia intelectual, esos odios amancebados en las urnas, esas disputas cochambrosas y esas bravatas estúpidas y obscenas dejarán de ser un patrimonio real de mi ciudad. Desaparecerán en silencio, apocadas, con las vergüenzas al descubierto, y no merecerán el perdón, Y caerán en el olvido, en el ostracismo, en la oscura habitación de los malos años vividos.
Mientras tanto, mi amigo se ríe, se descojona, se parte de risa con los plenos ordinarios (siempre) y extraordinarios (siempre) del Ayuntamiento de Puerto de la Cruz.
P.D. El papel de los medios de comunicación no se valora en esta opinión. Televisión, periódico y radio, cumplen con su obligación.
ARTÍCULO DE: Lorenzo de Ara Rodríguez
Un amigo de La Orotava se entretiene de vez en cuando mirando los plenos del Ayuntamiento de Puerto de la Cruz a través de la televisión. Se entretiene. Quiero decir que se ríe, se descojona, se parte de risa en la sala de su casa. Y no sólo los ve esa tarde, esa noche o esa mañana. El entretenimiento llega a tal grado de satisfacción, que cuando enciende el televisor y comprueba que una vez más están repitiendo la insana sesión, el villero apalanca su cuerpo en el asiento para volver a deleitarse con las declaraciones, gestos y alaridos (preferentemente) de los protagonistas.
Mi amigo es un apasionado de la política. Pero la cultura guerracivilista que se ha mantenido viva y saludable en el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz desde hace varias décadas, ha conseguido afianzar en él la creencia de que los insultos, amenazas y malos modos de las sesiones plenarias son el reflejo de la verdadera sociedad portuense.
Un servidor le responde que no es así. Pero él insiste con rotundidad. Y argumenta.
El Gobierno es una apisonadora. La oposición un desguace. Las intervenciones de unos y otros responden exclusivamente al odio que se profesan. La intransigencia cobra forma. Las palabras tienen veneno. La culpabilidad es notable y, sin embargo, los dos, gobierno y oposición, quieren salvarse de la hoguera, de la condena, del ostracismo.
El villero observa que todo está hecho para alegrar a los más radicales. Como si la política en Puerto de la cruz se hiciera en el muelle, en la plaza del Charco, pero nunca en los hoteles, en las ferias turísticas, en las reuniones del Cabildo o del Gobierno de Canarias. El villero entiende que las sesiones plenarias del Consistorio de mi pueblo hacen mucho daño a la ciudad, a sus gentes.
Y yo le pregunto, con humildad, susurrante, a la defensiva: ¿Entonces por qué te ríes? ¿Por qué sigues viviendo esa puesta en escena del odio más visceral en un Ayuntamiento arruinado y desprovisto de humanidad? ¿Por qué no apagas la televisión? ¿Por qué no pasas la página del periódico donde se recoge la abominación? ¿Por qué no dejas de escuchar la radio que emite las declaraciones de los protagonistas?
Su respuesta es clara: “Es el morbo, amigo”.
Algún día, espero que no muy lejano, esas formaciones políticas atrofiadas, esos líderes apolillados y con indigencia intelectual, esos odios amancebados en las urnas, esas disputas cochambrosas y esas bravatas estúpidas y obscenas dejarán de ser un patrimonio real de mi ciudad. Desaparecerán en silencio, apocadas, con las vergüenzas al descubierto, y no merecerán el perdón, Y caerán en el olvido, en el ostracismo, en la oscura habitación de los malos años vividos.
Mientras tanto, mi amigo se ríe, se descojona, se parte de risa con los plenos ordinarios (siempre) y extraordinarios (siempre) del Ayuntamiento de Puerto de la Cruz.
P.D. El papel de los medios de comunicación no se valora en esta opinión. Televisión, periódico y radio, cumplen con su obligación.
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