viernes, 30 de abril de 2010

ART. DE UN PORTUENSE,

EL HOMBRE TIENE QUE ACEPTAR SUS DEFECTOS Y LUEGO CORREGIRLOS…

ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros

En mente tengo encasillado al hombre y me resisto a liberarle mientras antes no consiga saber algo más de él. Sólo son libres mis pensamientos buscando la misma esencia de su identidad. Sin torturarle, que sólo le admito que sea fiel, y cuidando que no se diversifiquen los conceptos antropológicos, en consecuencia, a la realidad que vivimos.
El hombre, sin saberlos camina por una senda irreversiblemente retroactiva, va siempre hacia adelante, bien conducido o torcido, pero sigue, puede retroceder...
Quisiera ser, o tener el poder de sentirme motivado, ser capaz de poder detener la marcha equivocada de tantos y tantos… Frenarles con la razón. Más, no soy quién... Me limitaré, pues, a filosofar.
¡La oveja perdida! Siempre escucho lamentaciones a propósito de tales o cuales desavenencias familiares, que si las vamos analizar son puro producto de un desequilibrio social que va en aumento y que es, a la vez, tristemente complicado por las débiles condiciones sociales que en la actualidad vivimos. Esta sociedad nuestra de hoy y sus alarmantes problemas éticos y morales, difícilmente se salvará, y más, creo que está abocada hacia un fracaso letal. Sólo estoy filosofando Pues, realmente no es así, ojalá que esté equivocado en mis elementales apreciaciones, que no soy psicólogo ni sociólogo, soy un hombre más que ha pasado por todo, y me siento muy feliz de los momentos que DIOS me ha permitido vivir. Los que me conocen lo saben bien, pero deben saber algo más de mí, como se suele decir... Me gusta la gente seria, defiendo también a la juventud que quiere aprender y sabe respetar a nuestros mayores. Como miles y miles, entre hombres y mujeres, desearía lo mejor para este panorama cívico y social que nos está tocando vivir, para nuestros viejos, los jóvenes y niños, las madres, por excelencia Si todos cooperáramos de alguna manera, solamente demostrando que somos mejor de lo que "afuera" se piensa de nosotros; y que no somos seres inferiores, a lo mejor conseguimos, sepan más de lo que somos, mucho más y nos depararían más cariño, afecto y nos admirarían más.
El hombre tiene que verse a si mismo, tiene que aceptar sus defectos y luego corregirlos. Todos somos defectuosos en mayor o menor grado, y sabio es el que se los reconoce a si mismo y lucha por vencer sus imperfecciones. La enmienda de nuestros buenos propósitos salvará a nuestra alma ante Dios, nunca ante los hombres, aunque pudiera ser que hubiera algunas acepciones. Pero consuela verse uno aceptado y disculpado de sus errores en el medio en que vivimos. Frecuentemente suele ocurrir, que nos hacemos jueces de paz y perdón por convicción o afecto personal.
Siempre he creído que el ser humano es realmente digno de amor, cada uno de nosotros es la semejanza del otro. Así fue Cristo, así debiéramos ser nosotros, y sigo insistiendo en aquello de que, no hay gente mala, malos seríamos todos si no tratáramos de comprender las razones que nos inducen a la duda, a ser negativos en determinados momentos de la vida.
A cada ser humano Dios le dio las mismas oportunidades, sólo que el mundo se quedó materialmente solo y ha tenido que atrincherarse en sus propios instintos... Según las distintas culturas de los pueblos, al margen de los problemas sociales, etc., se han deshecho sin escrúpulos conceptos tributarios de amor, se han cambiado ciertos moldes por equivocadas conveniencias que caducan con la experiencia y les dejan aislados en la indefensión cuando al término de la equivocación se ven abrumados por la soledad y la realidad del desacierto. Entonces es cuando entendemos bien los conceptos de la divinidad...

No hay comentarios:

Publicar un comentario