domingo, 28 de marzo de 2010

VILLEROS ILUSTRES,

AURELIO CARMONA LÓPEZ Y LOS SANTOS VARONES DE LA OROTAVA

ARTÍCULO DE: Bruno Juan Álvarez Abréu

Don Aurelio Carmona López, el escultor más sobresaliente de todos los que florecieron en La Palma en la segunda mitad del siglo XIX, también destacó en la pintura y en la fotografía de forma notable. Hijo de Don Domingo Carmona Silva y de Doña Josefa López y Martínez, nació en la ciudad capital de la isla el 13 de marzo de 1826 y recibió el bautis­mo el 16 siguiente en la iglesia parroquial de El Salvador, ceremo­nia en la que se le impusieron los nombres de Aurelio Leandro José Domingo del Sacramento.
Como estudiante fue un discípulo aventajado. Contaba 10 años de edad cuando se le distinguió con un segundo premio de los tres que concedía la Comisión de Escuelas de Santa Cruz de La Palma, a la cual, reunida en la sala capitular del Ayuntamiento junto con los párrocos de El Salvador y ante un crecido número de personas destacadas de las más variadas profesiones, competía deliberar y conceder aquellas distinciones. Se presentaban los alumnos de las dos escuelas que entonces había en la población, la pública regentada por Don José Manuel Lorenzo Díaz y la privada que dirigía Don Leonardo Rodríguez de los Reyes, y el examen a e­fectuar consistía en un ejercicio de lectura, escritura, cálculo arit­mético y doctrina cristiana. En su juventud dedicó al teatro muchos ratos de ocio. Hizo presencia en escena en varias obras que se representaron en La Palma cuando la ciudad conoció el inicio de su florecimiento teatral a mediados del siglo XIX, que culminó posteriormente con la figura del poeta y dramaturgo Don Antonio Rodríguez López. Carmona contaba 24 años cuando intervino en la pieza titulada Cecilia la cieguita y en el sainete Los guantes a­marillos; más tarde, en 1856, a beneficio de la Milicia Nacional, trabajó en la comedia titulada La mujer de un artista, que "gustó muchísimo" al público.
Domingo Carmona y Silva, como padre y legítimo administrador de su hijo, por muerte de Don Santiago López, fallecido en La Habana, solicitó la obten­ción y declaratorio de vacante de la capellanía que fundó Doña Águeda de San Diego Álvarez, viuda del Sargento Manuel Méndez, por su testamento otorgado en La Guaira el 31 de mayo de 1757; consistía en la celebración de una misa todos los domingos y días festivos en la ermita del Santísimo Cristo del Planto, en Santa Cruz de La Palma. Adjudicada al solicitante, muy poco tiempo después, el 24 de julio de 1841, se mandó secuestrar por la autori­dad eclesiástica los bienes de dicha capellanía así como dejar sin efecto las disposiciones tomadas al respecto.
Don Aurelio Carmona se inició en las bellas artes bajo la in­fluencia de su tío Don Manuel Díaz, Venerable Beneficiado de la parroquial de El Salvador, el dibujo lo practicó bajo la dirección del profesor Don Blas Ossabarry, que se estable­ció en La Palma en 1840. En el campo de la pintura fue autor del retrato sobre lienzo de su mencionado tío Don Manuel Díaz, su obra más importante, al que plasmó, sentado, sobre fondo os­curo para resaltar más sus facciones; el cuadro, que se conserva en la sala de la sacristía de dicha iglesia y presidió el túmulo que se levantó en la mencionada parroquia con motivo de sus honras fúnebres, tiene la siguiente inscripción: QUI DECUS ET SPLENDOR SA­CRITI AD LIMINA TEMPLI / OCCUBUIT, ZELUS VICTIMA (ACTA SUI. / OBIIT NONIS APRILIS ANNO MDCCCLXIII AETATIS SERAE OCTOGESIMO NONNO (Que honor y esplendor, cayó muerto en los umbrales del sagrado templo víctima de su celo. Murió el 5 de abril de 1863 a los 89 años de edad). Trabajó en varias piezas ornamentales para la ermita de Santa Lucía, en el término municipal de Puntallana: en 1845 se le pagaron 4 pesos por pintar y dorar el escudo de .un nuevo velo para el nicho de la imagen; en 1848 recibió 45 reales por la decoración de cuatro macetitas para el culto de la misma efigie; y en 1857 percibió 6 pesos por pintar y dorar a la santa en la nueva alcancía de aquel templo. Asimismo, en 1853, recibió 3 pesos por pintar y dorar las andas de Santa Rosalía, imagen que recibe culto en la ermita de su nombre en la Villa de Mazo.
Realizó al óleo sobre lienzo los retratos de Don Antonio Rodríguez López y de su esposa Doña Lina Antonia Méndez-Cabezola, que se conservan actualmente en La Laguna (Tenerife) y pintó y doró el retablo del altar mayor de la iglesia de San Francisco de Borja, que después fue del antiguo seminario de Las Palmas de Gran Canaria, según diseño del artista Don Manuel Ponce de León; inaugurado en mayo de 1862; en la misma fecha recibió la cantidad de 900 reales vellón por los gastos de su viaje desde La Palma y por su trabajo. También dejó plasmada su pericia en los decorados que pintó para su primo el dramaturgo Don Antonio Rodríguez López cuando éste presentaba sus obras, siem­pre con gran éxito entre sus conciudadanos, en el teatro de la so­ciedad "Terpsícore y Melpómene" (actual "Teatro Chico Munici­pal") de Santa Cruz de La Palma. Asimismo realizó algunos re­tratos al creyón, como el de Doña Josefa Pérez Morales, que se conserva en el domicilio de Don Jorge Lozano Van de Walle, en Santa Cruz de La Palma, o el de su tío, el Beneficiado Díaz, que se encontraba en la sacristía de la ermita de San Sebastián, en la misma localidad.
En su faceta como escultor, iniciada bajo la directriz del re­petidamente nombrado Don Manuel Díaz, trabajó siempre influen­ciado por las bellísimas imágenes que el artista orotavense Fernando Estévez realizó para la referida ciudad de Santa Cruz de La Palma. Se puede decir que fue un discípulo aventajado de aquel maestro o que siguió su escuela sin haber pasado por su taller. Por esta razón, toda la obra de Carmona López es netamente neoclási­ca; hace recordar muchas veces a aquel escultor en buena parte de su producción, tanto, que en alguna ocasión se ha prestado a confu­sión el aplicarle la paternidad de un trabajo a uno o al otro, Por se­guir esta escuela de Estévez que se había impuesto en La Palma en los escultores de su generación, remodeló cierta imagen flamenca al verse obligado por el interés del mayordomo encargado de su custo­dia a fin de remodelarle su cabellera y darle la apariencia marcada en el clasicismo académico que imperaba en la Isla en lo que a es­cultura y arquitectura se refería. Este desliz no debe empañar la notable labor que desarrolló en el arte de Fidias, en el que, por cier­to, desplegó siempre una gran actividad trabajando en varias obras al mismo tiempo; lo ratifica así su tía Doña Eugenia Carmona en 1859, cuando escribió respecto a su sobrino, lo siguiente: "Aurelio, si tuviera veinte cuerpos todos los tendría ocupados. En la actualidad está haciendo un San BIas, que todos los que lo ven no creen que es obra de su mano solo. También está haciendo la figura del barco de Bos y los dibujos de la popa, un San Juan y una Magdalena. En fin, trabaja de noche y de día y a pesar deja de cumplir.
Aurelio Carmona es autor de varias esculturas, entre las que se encuentran las siguientes: San Juan Evangelista. Una de sus mejores obras, completa el bello y artístico paso del Crucificado que sale procesionalmente todos los Viernes Santos, al mediodía, y recibe culto en la actual parroquia de San Francisco de Santa Cruz de La Palma; la imagen refleja "en su mirada y escorzo el momento en que el discípulo amado comprendiendo la pronta partida del Maestro implora con sus ojos fijos en el Divino Rostro la misericordia para la tierra, a la que señala”. Mide 1'53 metros de altura; es de las imágenes llamadas de candelero, realiza­da en madera policromada, y en ella destaca el tratado de su cabe­za y manos y el modelado de su cabellera.
CABEZA DE CRUCIFICADO.
Talla preparada para adaptarla a la última obra que realizó Don Manuel Díaz, Beneficiado de El Salvador, puesta al culto en 1863, año de su fallecimiento, y que en la actuali­dad se encuentra en la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación de Santa Cruz de La Palma. Debido a la deficiente calidad técnica de aquella obra, le fue encargada a Carmona López la talla de una nue­va cabeza en cuyo rostro "Cristo tiende su mirada al infinito co­mo implorando consuelo de su Padre Omnipotente". Está tra­bajada en madera policromada y mide 30 centímetros.
Nuestro Señor de la Columna. Se venera en la iglesia parro­quial de Nuestra Señora de los Remedios de Los Llanos de Aridane y fue encargada a instancia de su mayordomo de fábrica Don Pablo Lorenzo Kábana; se ha dicho que el artista "logró representar a Cristo, en su escorzo y rostro, como varón de dolores.
Niño Jesús. Actualmente lo lleva en sus brazos la imagen de Nuestra Señora del Rosario, de Fernando Estévez, que recibe culto en su capilla de la iglesia del que fue convento de San Miguel de las Victorias, de religiosos dominicos, en Santa Cruz de La Palma. La Hermandad del Santísimo Rosario, ante lo pequeño del niño que se poseía, determinó encargarle al escultor la hechura de uno nue­vo, mayor, que guardara una mejor proporción con la Virgen y éste lo hizo a semejanza del que porta la efigie de Nuestra Señora del Carmen que se encuentra en la parroquia de El Salvador de la mis­ma capital, obra del citado escultor orotavense.
NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES Y SAN JUAN EVANGELISTA.
Completan el conjunto del Calvario que recibe culto en el templo parroquial de San Amaro, en Puntagorda y son una buena mues­tra de las dotes artísticas del escultor.
Nuestra Señora del Rosario. Imagen de candelero, 'correc­tamente modelada, preside el altar de la capilla del Evangelio en la parroquia de San Pedro de Breña Alta. Realizada en madera policromada, mide 1'57 metros de altura y se la considera una de las más afortunadas obras salidas de la gubia del artista'',
Cristo Yacente, Se venera en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Bonanza, en la ciudad de EI Paso, y sale procesional­mente todos los Viernes Santo. Realizado en madera policromada, mide 1'58 metros.
Reyes Magos. Se colocan en el belén de la parroquia de Nuestra Señora de las Nieves, en la capital de la isla, y datan del año 1883.
Ángeles. En número de cuatro; adornan la peana del Cristo del Gran Poder cuando sale en procesión en la villa de San Andrés (San Andrés y Sauces). No sobrepasan los 60 centímetros de altu­ra, están hechos en madera policromada y en ellos destaca el buen tratamiento que realizó su autor.
Ángeles. Se trata de cuatro pequeñas esculturas que forman conjunto con la imagen de San Sebastián, titular de la ermita de su nombre, en Santa Cruz de La Palma, en sus andas procesionales.
Santos Varones. Realizados para la parroquia de San Juan, de la villa de La Orotava y estrenados en la Semana Santa de 1866, se encuentran actualmente depositados en dependencias de la misma iglesia. Miden 1.50 metros de altura.
NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES Y SAN JUAN EVANGELISTA.
Se encuentran en la parroquial de San Antonio Abad, término mu­nicipal de Fuencaliente. Son imágenes de vestir realizadas en ma­dera policromada y miden ambas 1'10 metros de altura.
Nuestra Señora del Rosario. Delicada escultura que se en­cuentra en la parroquia de San Miguel, en Tazacorte, una vez res­catada del abandono en que estuvo sumida durante muchos años. Es de vestir y mide 85 centímetros de altura.
Nuestra Señora de los Dolores y San Juan Evangelista. Recibía culto en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Luz, en Los Silos (Tenerife se perdió en un incendio. Poseía todas las carac­terísticas inherentes al inconfundible arte de su autor. En unión del San Juan, que se conserva, formaban el conjunto del Calvario.
Virgen María y San José. Delicadas esculturas que for­man el grupo del nacimiento con el que se conmemora la Navidad en la parroquia de El Salvador de Santa Cruz de La Palma. Igualmente es de su autoría el Niño del mismo belén que actualmente se encuentra en propiedad particular en la mis­ma ciudad".
El arte de Aurelio Carmona es para La Palma algo semejante a lo que significó Fernando Estévez y Luján Pérez para las islas de Tenerife y Gran Canaria, respectivamente. Por ello existe buen número de imágenes pequeñas, de carácter devocional, algunas de las cuales puede considerárselas como maquetas de otros trabajos de tamaño natural, a las que se les daba culto en domicilios parti­culares y se ha transmitido que fueron obra del citado artista, máxime cuando presentan características inherentes al arte del mismo autor. Cabe señalar al respecto las siguientes: Nuestra Señora de la Concepción, que se conserva en el domicilio de la heredera de Don Argelio Pérez Algarradas, en Santa Cruz de La Palma; Inmaculada Concepción, que se encuentra en la iglesia del convento de Santo Domingo de Santa Cruz de La Palma, donada por Doña María Kábana Valcárceltss; Dolorosa y San Juan Evangelista, que forman grupo con un Crucificado, conservado también en colección particular, en la misma localidad, en la casa habitación de los herederos de Don Francisco San Fiel Díaz que pertenecieron a sus abuelos Don Isidoro Sanfiel y Doña Nieves Díaz Fernández, en Santa Cruz de La Palma; San Juan Bautista niño, delicada escultura propiedad de Don Jaime Pérez García que se conserva en su domicilio de Santa Cruz de La Palma, la cual realizó el autor para la familia Pereyra de dicha ciudad; Calvario que se custodia en "La Palmita", colegio regen­tado por las Madres Dominicas de la Sagrada Familia, en Santa Cruz de La Palma, el cual perteneció al fundador de aquel centro de enseñanza, Don Domingo Cáceres Kábana, bachiller en Artes por el instituto de La Laguna (1879) quien dispuso que después de su muerte se colocara en dicho establecimiento; Dolorosa, que completa un Calvario que se encuentra en el domicilio de Doña Yolanda Duarte Méndez, en Santa Cruz de La Palma; y otra Dolorosa más un Sagrado Corazón de Jesús, que pertenecie­ron a Don Manuel Castañeda Pérez y que su hijo Don Álvaro Castañeda González, por sí y en nombre de sus hermanos, donó a la iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Nieves para que se custodiaran en su museo de arte.
Al margen de su labor como imaginero, fueron de su auto­ría otras obras de talla y procesos de restauración. Entre éstas ca­be señalar el retablo neoclásico que realizó junto a su hermano Higinio para el altar mayor de la actual parroquia de San Francisco de Santa Cruz de La Palma, el cual quedó sin pintar ni dorar, y fue retirado de su lugar con motivo de las reformas que se realizaron en la iglesia a finales de los años de la década de 1950. Asimismo hizo los dos atriles con figura de águilas que decoran la capilla mayor de la parroquia de El Salvador de Santa Cruz de La Palma; cada una de ellas afianza entre sus garras unas carte­las en las que se lee Ipsum audite (Escuchadle a él mismo) y Veritas liberavit vos (La verdad os hará libres). También en la mis­ma iglesia se encuentra, fruto de su ingenio artístico, el gallo que completa el conjunto del paso de la Negación de San Pedro, que sale procesionalmente todos los Lunes Santos por las calles de la capital. Asimismo realizó un alzado en bulto que reproducía con la mayor fidelidad la ciudad de Santa Cruz de La Palma y sus alrededores; su poseedor, Don Felipe Massieu de Vandale y Massieu, natural de Las Palmas de Gran Canaria, lo presentó en la exposición de artes e industria celebrada en el Gabinete Literario de aquella capital en 1849 donde tuvo una encomiástica aceptación por parte del público, por lo que la "Sociedad experi­menta una singular complacencia en tributar sus elogios a aquel apreciable trabajo".
En 1869 llevó a cabo para la pa­rroquia de San Juan de la villa de La Orotava la realización de las espléndidas andas procesionales del Santísimo Sacramento, las que, por sus características han sido atribuidas al artista de aquella localidad Fernando Estévez. Igualmente, realizó para el Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma el escudo municipal que se conserva en las casas consistoriales· y para la iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Nieves el sillón de viaje de la Virgen, urna tallada, dorada y acristalada, que se usa en los des­plazamientos de la Patrona de La Palma a la ciudad capital insu­lar con motivo de la celebración de la fiesta lustral de La Bajada de la Virgen; y las figuras del belén, que perteneció a la des­cendencia de Don Felipe Massieu Rodríguez y Doña María de los Dolores García González, actualmente en poder de Don Fernando Leopoldo Prats, en Santa Cruz de La Palma. Restauró los gigantes que se estrenaron en los festejos de La Bajada de la Virgen, cele­brado en 1860; adquiridos en Tetuán, se encontraban allí, en un almacén bastante deteriorados. En 1883 recompuso la Virgen de cantidad de 32 pesos corrientes que le fueron abonados el 20 de febrero de dicho año.
Intervino en la restauración de la imagen del Santísimo Cristo de la Columna que se venera en la iglesia pa­rroquial de San Juan, en la villa de La Orotava, a instancia de su párroco “Don José Pérez Hernández, cuñado del artista, intervención ésta que resultó polémica y que perfeccionó más tarde el pintor Don Gumersindo Robayna Lazo; la polémica se suscitó por la denun­cia que apareció en la prensa firmada por el Marqués de Celada, mayordomo que había sido de la imagen y recientemente cesado por parte del Obispado, a lo que contestó Carmona, en el mismo periódi­co, con una larga y razonada exposición en la que hacía constar que en su trabajo sólo se había limitado a limpiar de impurezas el poli­cromado de la escultura y a pintar el sudario y la columna, cosa que ratificó posteriormente el citado Robayna Lazo.
Llevado por su inquietud artística, Don Aurelio Carmona tam­bién practicó la fotografía y fue el iniciador de este nuevo arte en La Palma. Saritos María Pego, fotógrafo, peninsular, que vino a Canarias en 1863 donde estuvo establecido en Gran Canaria y Tenerife, se asoció con el artista palmera a fin de promocionar es­ta nueva actividad en la isla y después de aleccionarle en sus funciones regresó a Santa Cruz de Tenerife; su nuevo amigo quedó al frente del taller montado en 1865, en la calle de la Cuna actual Díaz Pimienta, nº 6, donde éste tenía su domicilio. Sus primeras fotos, influencia das por el clásico retrato, presentan en su composición un marcado seguimiento de la pintura. Empleó el re­toque característico de los retratos al creyón, utilizó normalmente el formato de 40 x 60 centímetros e introdujo en la sociedad de la ciudad capital de la isla la carte de visite, tan de moda en los últi­mos años del siglo XIX.
Don Aurelio Carmona celebró casamiento en Santa Cruz de La Palma, iglesia parroquial de El Salvador a 19 de abril de 1854, con Doña María Nieves Pérez Hernández, hija de Don Antonio Abad Pérez Ortega, propietario y Regidor del Ayuntamiento de dicha ciudad, y de Doña María Montserrat Hernández Ortega. Pasó a vivir entonces a la nombrada calle de la Cuna, en un inmueble propiedad de sus suegros, y más tarde a la también mencionada casa (actual n° 40) de la calle O'Daly, perteneciente asimismo a sus suegros, en la cual falleció, a los 75 años, víctima de la endo­carditis que padecía. El Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma ha perpetuado la memoria de este artista al dar el nombre de Aurelio Carmona López a una de las glorietas de la ciudad capital.
Don Aurelio, en su unión matrimonial, procreó los siguientes cuatro hijos:
1. Don Domingo Carmona Pérez, del que se ha dicho erróneamente que continuó con el taller de su padre y siguió su huella ar­tística, fue periodista, director de "El Criterio" y "Diario de Avisos", y asimismo de "El Acicate", del que había sido su fundador. Poeta de vasta producción que dio a conocer en la prensa, uno de los más representativos de su tiempo, descolló por la facilidad de su versi­ficación. Fue "el más regocijado y popular de nuestros poetas", según se dice en la nota necrológica aparecida con motivo de su fallecimiento, añadiéndose que "su mérito se avaloraba con la lectura, pues Domingo Carmona, artista de la pluma, era también artista de la escena, y leía sus inspiradas compo­siciones con entonación robusta y simpática, que se plega­ba a las modulaciones del verso y a las palpitaciones del al­ma del poeta, dándole nueva vida a sus creaciones". Actuó en público frecuentemente; "hízolo en veladas republicanas y sus versos, ingeniosos y valientes, fueron aplaudidos con deli­rante entusiasmo y vueltos a leer una y otra vez entre repe­tidas ovaciones .( ... ) Sus triunfos en los torneos literarios fueron tan legítimos como los obtenidos en la prensa, en la que, principalmente, con ingeniosos folletones de versos fá­ciles y amenos, saturados de infinito gracejo y de acerada crítica, hacía las delicias de los lectores">». Obtuvo Diploma de Honor por su composición titulada Una madre que presentó en el certamen provincial organizado por la Sociedad "La Unión" de Santa Cruz de La Palma y fue autor de un juguete cómico que le estrenó la actriz Malaver, en 1885. Cuando cumplía el servicio mili­tar en Tenerife, en una velada literaria celebrada en la capital, de­clamó una obra poética bajo el título Recuerdos de un quinto y con ello dio lugar a que Don Valeriano Weyler, Capitán General de Canarias, le concediera la absoluta, por lo que regresó licenciado a su casa; ha sido el único caso que se ha producido en el Archipiélago por esta razón. Casado en esta ciudad, el 1 de junio de 1896, con Doña María del Carmen Pérez Camacho, hija de Don José Miguel Pérez de Paz y de Doña Camila Camacho y Cabrera, falleció a los pocos años, el 8 de febrero de 1906, también en Santa Cruz de La Palma. Su descendencia se estableció en Cuba.
2. Don Higinio Carmona Pérez, que trabajó con su padre y quedó al frente del gabinete fotográfico a la muerte de aquél, rea­lizó también retratos al creyón y gozó fama como músico aficiona­do, autor de piezas que alcanzaron cierta notoriedad local. Como fotógrafo, estuvo asociado con Don Dionisio Carrillo Álvarez, y en 1902, trasladó su galería artística a la placeta de Barreta n" 1 tra­bajando con Don Bernardino Santamaría; continuó con la produc­ción de las populares carte de visite que había iniciado su padre. En viaje hacia Argentina, falleció en el naufragio del "Príncipe de Asturias", frente a las costas-de Brasil, en 1916.
3. Doña Antonia Carmona Pérez, que murió soltera, de 32 a­ños, el 21 de abril de 1892.
4. Doña Josefa Carmona Pérez, nacida en Santa Cruz de La Palma, como sus tres nombrados hermanos, el 17 de septiembre de 1861, y fallecida en La Habana en 1935, celebró casamiento el 23 de enero de 1888 con Don Pedro García Massieu, hijo de Don José Julio García Gonzalez, Alcalde segundo del Ayuntamiento de dicha ciudad, y de Doña María de la Concepción Massieu Ro­dríguez. Aquella unión procreó cinco hijas; fueron las siguientes:
A.- Doña María de las Nieves García Carmona, con hijos del matrimonio que celebró con Don Ezequiel Pérez Martín, falleció en Santa Cruz de La Palma el 11 de diciembre de 1971.
B. Doña María del Rosario García Carmona, casada con Don Eze­quiel Cuevas Mederos, se ausentó para América donde dejó sucesión.
C. Doña María de los Dolores García Carmona, esposa de Don Oscar Arozena Díaz; su descendencia reside en los Estados Unidos de América.
D. Doña María de la Concepción García Carmona, nacida en Santa Cruz de La Palma, como el resto de sus hermanos, el 29 de diciembre de 1898, falleció soltera en Los Ángeles (U.S.A.), y E. Doña Josefa García Carmona, contrajo matrimonio en La Habana con Don Domingo Carmona Pérez, su primo hermano, hi­jo de Don Domingo Carmona Pérez y de Doña María del Carmen Pérez Camacho, ya nombrados.

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